Historias de vida: “¡Sigo dándole la teta!” y “¡Soy un monumento a la leche materna!”, son solo algunas de las que nos relataron
Estas anécdotas nos las entregó una de las integrantes del Lactario, dando cuenta de lo que implica el trabajo diario en pos de la lactancia materna.
En una ocasión, una mamá que tuvo a su tercer hijo en la Neo repetía su historia que con los dos anteriores no había podido dar la teta. Así que repetía que no iba a tener leche. Los otros dos chicos en partos normales. Las mujeres del Lactario insistieron, amorosamente, en que lo intentara. Y después de 5 días, “sin que le baje una gota de leche, pero ella viniendo a todos los turnos y sosteniéndola, no solamente que pudo amamantar mientras tuvo a su hijito en la Neo, sino lo siguió haciendo después”.
La vieron en los festejos anuales de la Semana del Prematuro, en el mes de noviembre, antes de la pandemia, cuando invitan a los padres y los bebés que habían estado internados en ese año. “Vimos llegar a esa mamá con su bebé, gordito, hermoso, alimentado a pura teta, como ella decía. El chico tenía 10 meses y ella le seguía dando la teta. Es decir, poder se puede, pero tiene que haber un acompañamiento”.
Nunca los padres están preparados para lo que implica no tener inmediatamente del parto a su bebé en brazos, del dolor que esto implica. Ni aún aquellos padres que sabían que el embarazo venía complicado y tenían todas las posibilidades de que su bebito esté internado en la terapia intensiva especializada. “A la que se le despelotó todo a último momento, a esa, ni por las tapas. Pero la otra, que venía con un embarazo normal… Nunca es posible imaginarse lo traumático que es para la mamá, la impotencia que siente”.
Es que, en resumidas cuentas, relata Ana Inés, “la mamá se siente culpable. Se pregunta, ¿por qué, qué hizo mal, qué no hizo, por qué no se dio cuenta? Hasta que la mamá asume que no es ella, sino que le tocó. Porque te tocan cosas en la vida. Esa parte es muy traumática. Hasta que la mamá puede asimilar eso que ella no es culpable”.
Anécdotas, dice Ana Inés, han acumulado muchísimas en estos 12 años de la Neo. Y aclara que todo lo que dan es muchísimo, “pero lo que uno recibe es mucho más”. Para estas fechas las mamás les mandan fotos, mostrando cómo están sus hijos.
Otra anécdota: “La de una mamá de mellizas, ahora de 6 meses. Las gordas, rechonchas, prendidas en la teta, una de cada lado. Contándonos que sigue dándoles la teta”. Se involucran en las historias de vida. “Uno no se da cuenta de los vínculos, pero se van creando y van quedando. Y todo sirve para cuando hay alguna mamá que le cuesta, uno puede contarles estas historias”.
Ahora, “nos pasó con una mamá que tuvimos hace poquito”, relata Ana Inés Urruti. “Ella estuvo muy complicada, así que tardó como 7 días en venir desde que nació su bebito. Le costó poder recuperar le leche, tras siete días sin estimulación. Como a los 10, 12 días, desde que ella vino, recién empezó a tener gotitas en la bolsita y terminó sacándose un montón por día. Ella misma nos decía ‘soy el monumento a la leche, demuestro que se puede’. Es el esfuerzo y el ímpetu que le pone la madre y el sostenerla por detrás, todos diciéndole ‘vos vas a poder’”.