30/10/2018 • CIUDAD
En Coronel Suárez la lluvia tiene partículas de glifosato.
Lo descubrió un estudio científico. Una muy interesante e inquietante charla sobre el uso y el abuso de agrotóxicos se registró en el aula de la Escuela de Enfermería del Hospital Municipal. Tres profesionales, Carina Apartín (Licenciada en Bioquímica), Constanza Bernasconi y Agustina Etchegoyen (Licenciadas en Química), expusieron los resultados de un trabajo de investigación realizado desde el EMISA (Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental). Organizó la ONG Evolución Ambiental, en conjunto con la Asociación de Profesionales y Técnicos de la Salud de Coronel Suárez.
Antes de la charla que se llevó a cabo en el aula de enfermería del Hospital Municipal hablaron las tres profesionales con La Nueva Radio Suárez y aquí están algunos de sus conceptos, para tomar más que en cuenta.
“Somos un grupo de investigación de la Universidad Nacional de La Plata, donde venimos trabajando sobre la problemática del uso de agrotóxicos, principalmente desde el enfoque ambiental. Sobre la contaminación de los agrotóxicos en el agua, el suelo y en distintos escenarios: en ambiente rural, las ciudades, en escenarios de mayor riesgo como pueden ser las escuelas rurales fumigadas. Interaccionamos también con distintos grupos, como el de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rosario, de la Universidad Nacional de Córdoba.
Intentando también tener una mirada más holística en cuanto a la problemática de agrotóxicos, tan importante en nuestro país como en Latinoamérica. Dentro de los estudios que venimos realizando hemos trabajado en Coronel Suárez, principalmente en lo que es la problemática de agua de lluvia. Hoy vamos a presentar una gran variedad de trabajos que tenemos desde CIMA, que es el instituto de investigación del medio ambiente, que es desde donde venimos, y del EMISA, que es el proyecto de extensión de la que formamos parte. Presentaremos una gran cantidad de trabajos, entre ellos hay algunos resultados que están vinculados, que están relacionados, con Coronel Suárez”.
Explicaron las profesionales que “el resultado es general. Lo que sí vemos es la presencia de los agrotóxicos, aplicados en el suelo, en diferentes etapas, a posteriori, en diferentes lugares: en el agua de lluvia, en el suelo. Por suerte, no todavía en el agua subterránea. Pero con las cantidades que se están aplicando no sabemos si en algún momento no llegaremos a verlo también en el agua subterránea”.
Afirmaron que, en relación al agua de lluvia, “lo que se hace, se recolecta el evento de la lluvia. Desde que empieza a llover hasta que termina se recolecta el agua, y desde esa matriz se hacen los posteriores análisis de agroquímicos. Este trabajo estuvo dedicado a herbicidas, más que nada la presencia de glifosato y su metabolito, metal ampa, en donde en Coronel Suárez se detectó este elemento, como en el resto de los hitos evaluados, tanto en la provincia de Córdoba, Santa Fe, como aquí, de la provincia de Buenos Aires. El tema es que tampoco han niveles guías en el caso particular del agua de lluvia, o límites permitidos legal, que nos permitan decir si esos niveles están por encima, por debajo o están afectando o no a la salud. Lo que es claro es que, si lo encontramos allí, en el agua de lluvia, fue aplicado para uso rural o a veces hasta para uso urbano, y que eso no es que llega al ambiente y desaparece, sino que hay una dinámica ambiental propia de los plaguicidas que hace que esos agrotóxicos se movilicen, por eso los encontramos en el agua de lluvia”.
Aclararon que “no es que se tomó la muestra de agua de lluvia después de una aplicación, sino que se fueron tomando muestras a lo largo del tiempo, incluyendo períodos de aplicación. Lo que vemos es que, a pesar que no lo hacemos exclusivamente después de una aplicación, también lo encontramos. El pesticida queda en el ambiente y del ambiente pasa a la atmósfera. Queda en el agua, en el aire, en el suelo. El tóxico se moviliza, uno lo aplica al suelo o a la planta, y la molécula tiene la capacidad de evaporarse. Por otro lado, el suelo también absorbe esos contaminantes y las partículas finas, cuando hay un viento fuerte, vuelven al aire, quedan en suspensión, cuando llueve todo eso es arrastrado. Ese lavado de la atmósfera, que produce la lluvia, lo vemos después representado en la concentración de agrotóxico con el agua de lluvia”.
No importa que no estemos en el campo: “no importa dónde se esté, si en el campo o la zona urbanizada. Se ha recolectado agua de lluvia en la ciudad de La Plata y se ha encontrado también glifosato”.
En un concepto final, indicaron las tres Licenciadas que “no hay regulaciones específicas. Algunos sí los tienen y otros no. En realidad, no contamos con niveles guía y en este tipo de espacio ambiental –agua de lluvia- que estamos estudiando no hay regulación”.
Los resultados de este estudio están publicados en revistas científicas especializadas.
“Somos un grupo de investigación de la Universidad Nacional de La Plata, donde venimos trabajando sobre la problemática del uso de agrotóxicos, principalmente desde el enfoque ambiental. Sobre la contaminación de los agrotóxicos en el agua, el suelo y en distintos escenarios: en ambiente rural, las ciudades, en escenarios de mayor riesgo como pueden ser las escuelas rurales fumigadas. Interaccionamos también con distintos grupos, como el de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rosario, de la Universidad Nacional de Córdoba.
Intentando también tener una mirada más holística en cuanto a la problemática de agrotóxicos, tan importante en nuestro país como en Latinoamérica. Dentro de los estudios que venimos realizando hemos trabajado en Coronel Suárez, principalmente en lo que es la problemática de agua de lluvia. Hoy vamos a presentar una gran variedad de trabajos que tenemos desde CIMA, que es el instituto de investigación del medio ambiente, que es desde donde venimos, y del EMISA, que es el proyecto de extensión de la que formamos parte. Presentaremos una gran cantidad de trabajos, entre ellos hay algunos resultados que están vinculados, que están relacionados, con Coronel Suárez”.
Explicaron las profesionales que “el resultado es general. Lo que sí vemos es la presencia de los agrotóxicos, aplicados en el suelo, en diferentes etapas, a posteriori, en diferentes lugares: en el agua de lluvia, en el suelo. Por suerte, no todavía en el agua subterránea. Pero con las cantidades que se están aplicando no sabemos si en algún momento no llegaremos a verlo también en el agua subterránea”.
Afirmaron que, en relación al agua de lluvia, “lo que se hace, se recolecta el evento de la lluvia. Desde que empieza a llover hasta que termina se recolecta el agua, y desde esa matriz se hacen los posteriores análisis de agroquímicos. Este trabajo estuvo dedicado a herbicidas, más que nada la presencia de glifosato y su metabolito, metal ampa, en donde en Coronel Suárez se detectó este elemento, como en el resto de los hitos evaluados, tanto en la provincia de Córdoba, Santa Fe, como aquí, de la provincia de Buenos Aires. El tema es que tampoco han niveles guías en el caso particular del agua de lluvia, o límites permitidos legal, que nos permitan decir si esos niveles están por encima, por debajo o están afectando o no a la salud. Lo que es claro es que, si lo encontramos allí, en el agua de lluvia, fue aplicado para uso rural o a veces hasta para uso urbano, y que eso no es que llega al ambiente y desaparece, sino que hay una dinámica ambiental propia de los plaguicidas que hace que esos agrotóxicos se movilicen, por eso los encontramos en el agua de lluvia”.
Aclararon que “no es que se tomó la muestra de agua de lluvia después de una aplicación, sino que se fueron tomando muestras a lo largo del tiempo, incluyendo períodos de aplicación. Lo que vemos es que, a pesar que no lo hacemos exclusivamente después de una aplicación, también lo encontramos. El pesticida queda en el ambiente y del ambiente pasa a la atmósfera. Queda en el agua, en el aire, en el suelo. El tóxico se moviliza, uno lo aplica al suelo o a la planta, y la molécula tiene la capacidad de evaporarse. Por otro lado, el suelo también absorbe esos contaminantes y las partículas finas, cuando hay un viento fuerte, vuelven al aire, quedan en suspensión, cuando llueve todo eso es arrastrado. Ese lavado de la atmósfera, que produce la lluvia, lo vemos después representado en la concentración de agrotóxico con el agua de lluvia”.
No importa que no estemos en el campo: “no importa dónde se esté, si en el campo o la zona urbanizada. Se ha recolectado agua de lluvia en la ciudad de La Plata y se ha encontrado también glifosato”.
En un concepto final, indicaron las tres Licenciadas que “no hay regulaciones específicas. Algunos sí los tienen y otros no. En realidad, no contamos con niveles guía y en este tipo de espacio ambiental –agua de lluvia- que estamos estudiando no hay regulación”.
Los resultados de este estudio están publicados en revistas científicas especializadas.