El jueves fue el Día del Médico y entrevistamos al Dr. Juan Carlos Coria
“La relación médico-paciente es una relación de iguales, en la que uno debe poner todo por el otro, en el sentido que el paciente está en desventaja y tiene un sufrimiento”
Es un médico cuyo consultorio está repleto de pacientes. Se toma el tiempo para atender y escuchar a cada uno. Tiene un trato amigable, amoroso, cuidado, de protección y confianza.
Entrevistado por La Nueva Radio Suárez agradece el reportaje, y con la humildad que lo caracteriza dice que “es un reconocimiento inmerecido”. Y reflexiona, poniendo filosofía, que “uno, por ahí, tiene cosas sin buscarlas. Y son esas cosas tan lindas como la amistad”.
¿Por qué eligió ser médico? “Parece reiterado, pero es cierto que uno tiene como un llamado interior. De chico siempre lo pensé”, recuerda. Y cuenta que teniendo clase en Buenos Aires, donde estuvo en el 4to y 5to grado, tenía una profesora –tataranieta de Facundo Quiroga- que “un día ella se inclinó y me dijo ‘vos vas a ser médico’; yo un día le había comentado que era mi deseo”.
De regreso hizo la secundaria en la Escuela Agropecuaria, entonces pensó en ser Ingeniero Agrónomo o Veterinario. A esta última carrera ingresó en 1982, la que interrumpió porque estuvo convocado, bajo bandera, como se decía entonces, por la Guerra de Malvinas. Al año siguiente empezó a hacer otra vez el primer año de veterinaria.
Cuenta que desde la facultad de Veterinaria veía la de Medicina. Entonces le dijo a su amigo: ‘yo estoy allá, del otro lado’, recuperando su llamado inicial. Como los ingresos eran equivalentes, al otro año estaba incorporado en Medicina: “no me arrepiento, en definitiva, le hice caso a ese llamado interior”.
Se recibió un 3 de diciembre, Día del Médico, y cumplió el jueves 29 años de profesión.
Lo consultamos sobre lo que aprendió de sus colegas, que ya tenían varios años de tránsito en el ejercicio de la medicina. Es que se aprende mucho en la facultad, pero mucho más en el ejercicio.
“Me acuerdo que llegué al Hospital San Martín, entré a la guardia y el médico jefe del sector me indicó que controle diuresis de todos los pacientes. Le dije a mi compañero, ‘¿diuresis? No sé lo que me está pidiendo este hombre’. En ese hospital tan grande uno se va haciendo. No siempre sabes todo, en el proceso vos van aprendiendo. La terminología, los métodos, cómo moverte, cómo reaccionar”.
Por supuesto, recuerda Juan Carlos Coria a los médicos, que mucho le enseñaron: “el mejor de mis saludos a todos mis colegas. Los que pasaron, los que están en actividad, los chicos más jóvenes”.
“El recuerdo de los grandes, que ya no están. El recuerdo de los que están y ya no están ejerciendo. Fueron grandes, verdaderamente. Aprendía yo de ellos, aprendí de mis profesores y aprendí como pude”.
Recuerda a Juan Carlos Notti, Alberto Travería, Enrique Garralda, Raúl Caccavo, Néstor ‘Titino’ Caccavo. También con quienes aprendió y sigue trabajando a la par, como Carlos Alberdi, Mainini, Alberto y Luis Caccavo.
“Fue simultáneo que llegamos con el Dr. Mainini. Y yo, que soy muy futbolero, siempre me imaginaba como un vestuario; ahora le digo que, verdaderamente, jugábamos con los grandes. Porque ahí veíamos, en esas salas que nos reuníamos, eran médicos con muchos años de experiencia, muy queridos por la gente. Y nosotros estábamos ahí, sentados en el banco, si nos decían ‘¡entrá!’, entrábamos”.
Pero el médico, también, aprende de los pacientes. Al respecto, el Dr. Juan Carlos Coria dice que “lo dogmático, lo académico, después, eso se diluye y aparece el aprendizaje de la relación médico-paciente”.
Este doctor considera que lo que se establece entre el médico y el paciente, “es una relación de amistad, de iguales. Es una relación de iguales, en la que uno debe poner todo por el otro, en el sentido que el paciente está en desventaja y tiene un sufrimiento. Y vos tenes que comprender eso, y canalizar un dolor, una inquietud que tiene. Los pacientes te enseñan mucho. Muchas veces he dicho que ‘si te tengo que recetar algo es un bidón de 5 litros de felicidad. Pero, realmente, eso no viene así’. Es que muchas de las enfermedades, de las patologías, necesitas ese tipo de emociones, sensaciones, que son sanadoras. Porque yo puedo darte una pastilla, pero si no le pones un poco de entusiasmo y felicidad a la situación los resultados no son los mismos”.
Cierra agradeciendo la entrevista y agregando que, para él, el Día del Médico, “es un día especial”.