19/02/2020CIUDAD

El adiós a un médico como los de antes: a los 84 años falleció el Dr. Juan Carlos Notti.

La vida del Dr. Notti se apagó en la noche del martes luego de que se agravara su cuadro de salud y debiera ser trasladado desde la Clínica a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Municipal. Sus restos serán velados en Villegas 174 desde las 8 horas, recibiendo sepultura a las 12 horas en el Cementerio Municipal. En una de sus últimas entrevistas periodísticas aseguró: “Siempre fui feliz atendiendo enfermos”.

A los 84 años falleció Juan Carlos Notti quien ejerciera durante los último 60 años la medicina, dedicando particular atención a los adultos mayores de nuestra comunidad.

El querido "Gordo" Notti no logró reponerse plenamente de una indisposición sufrida semanas atrás en la vía pública lo que derivó incluso en la necesidad de un traslado sanitario a la ciudad de Bahía Blanca donde luego de permanecer varios días internado fue sometido a una operación quirúrgica que resultó exitosa, no obstante, el Dr. Notti debió continuar hospitalizado para avanzar en su recuperación por lo que se optó por el traslado a nuestra ciudad, siendo internado en la Clínica Coronel Suárez, efector de salud en el que pasó gran parte de su vida profesional junto al Hospital Municipal.

Durante el último martes el cuadro de salud del querido doctor desmejoró considerablemente lo que obligó el traslado a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Municipal donde finalmente falleció en horas de la noche.

Entrevista de La Nueva Radio Suárez al Dr. Juan Carlos Notti en el Día del Médico del año 2014

Como el ave fénix luego de superar dos intervenciones quirúrgicas de la cadera y de bajar varios kilos en su peso, ahí sigue: recorriendo los mismos lugares cada día, dedicado a la atención de sus pacientes, pasando por la Clínica, por el Hospital, por el Círculo Médico.

No falta a la cita tomando el café luego del almuerzo con sus nietos y atendiendo a los pacientes que llegan hasta su domicilio para una consulta.

Con la misma energía de siempre, el humor irónico que lo ha caracterizado y dejando ver más que antes que detrás de ese hombre que aparece rudo en realidad hay una persona de corazón blando. Y quienes más le conocen su lado cariñoso, entregado, quienes más “lo pueden”, son sus tres nietos, de quienes dice “me gusta que estudien y que trabajen. Son muy buenos y creo que el saber no ocupa lugar”.

Recuerda que su madre, Celestina, “era brava. Debe haber sido en el 43, ó 44, estando en 5to grado con ella, cuando tenía que reprender a alguno de mis compañeros, me daba un sopapo a mí para que el otro se diera cuenta que estaba mal. Me ligué muchos sopapos gracias a Dios. Mi padre se ocupaba del campo y un día le dije que ‘quiero que me cambies de colegio o quiero dejar de estudiar’. Me preguntó por qué y le expliqué que mamá me pegaba. Llegó la hora de almorzar, mi padre se iba al campo los lunes a la tarde o el martes a la mañana y volvía el viernes o el sábado a la mañana, y nos sentamos en la casa familiar de Avellaneda y Alsina. Estábamos los tres, todavía no había nacido mi hermano. Mi padre le dijo, palabras textuales, ‘Celestina, tenemos que ver una cosa, Juan Carlos no quiere ir más al colegio porque dice que vos le pegas, entonces me pide que lo cambie de colegio o deja de ir a la escuela”.

“Tuve la suerte de nunca escucharlos discutir, si lo hacían nunca los sentí. Mi madre le preguntó: ‘¿cómo tenemos distribuido el trabajo nosotros? Yo me ocupo de la casa y del chico y vos te ocupas del campo’. Ahí se terminó esa conversación: yo seguí yendo al colegio y la vieja me siguió dando los mismos sopapos que antes. Hoy se lo agradezco”.

Recuerda que “la primera paciente que atendí, el sábado 23 de noviembre del año 1959, fue una gitana. No como las gitanas bacanas como son ahora. Y la enfermera que estaba era Regina Aller. Pasaron los años”.

Reconoce que nunca se cansó de ser médico en estos 55 años de ejercicio de esta profesión, que es vocación también.

“Yo siempre le digo al Dr. Garralda, con quien tenemos la misma edad, que nosotros ya estamos a la vuelta de la esquina, en un mes más tenemos 79 años. ¡Cuántos son los que pasan los 80 y están bien bien? Es una realidad, hay que aprovecharlo y disfrutarlo porque esto se termina”.

Reconoce que hoy en día se siente “muy bien”, trabajando como lo ha hecho siempre.

Analista critico de la realidad dice que “las obras sociales se quedaron en el tiempo. No puede ser que un viejito jubilado gane $3.100. Yo creo que tendría que ganar lo lógico y a su vez atenderse él. No como hoy, que depende de un carnecito y de la buena voluntad de un colega que lo atienda. Eso no sirve. ¿Por qué el jubilado tiene que ganar lo que gana? ¿Por qué la obra social tiene que pagar lo que paga? Es un cosa que no sirve, cada vez estoy más convencido de eso”.

“Siempre fui feliz atendiendo enfermos”, dice. Y relata dos momentos en que la emoción lo ganó en este último tiempo, recordando a pacientes a las que ha atendido.

“Los otros días veía una enferma en el consultorio y le comentaba al Dr. Luis Caccavo. A esa persona la operamos hace 12 años por un cáncer gástrico. Había ido a la escuela conmigo. Cuando la operamos dijimos que en 6 meses, como mucho, se nos iba. El otro día vino al consultorio, lleva 12, 13 años de operada, anda caminando en la calle, trabaja y hace de todo. Eso me emociona. Ayer estuvo en mi casa una viejita que el año pasado les dije a ustedes que cumplió 100 años: Bárbara Rowhein de Aguilar. Cumple ahora 101 años. Ayer estuvo en mi casa. Son viejas amigas, pacientes de cuando yo vine a Suárez, del año cincuenta y tantos”.

Homenaje al Dr. Notti de FEMEBA en el año 2018