01/03/2018 • CIUDAD
Dr. Juan Carlos Tealdi.
“Yo no creo que se le puede dar al Estado el poder absoluto de intervenir sobre toda libertad, en un caso como la interrupción del embarazo”, dijo en torno a la despenalización del aborto, luego de un interesante análisis del destacado científico suarense.
Juan Carlos Tealdi (Argentina, 1951) es Médico egresado de la Universidad Nacional de La Plata (1974), Licenciado en Medicina y Cirugía en la Universidad de Salamanca (1977) y Médico Especialista en Medicina del Trabajo en la Universidad de Oviedo (1986). En España cursó estudios de Historia en la UNED y se formó en Filosofía de la Ciencia con Gustavo Bueno (1977-1985). Se especializó en bioética en centros académicos de los Estados Unidos (1989-1992) y en visitas a diversos centros internacionales de bioética.
Participó en la preparación de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (2005). Es Director del Programa de Bioética del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires y Coordinador Académico del Comité de Ética de ese hospital universitario. Sus trabajos de los últimos años se han focalizado en la construcción de una bioética latinoamericana y en la fundamentación de una bioética de los derechos humanos.
Es suarense de nacimiento, tiene parte de su familia en la ciudad de Coronel Suárez, y siempre que lo hemos consultado por diferentes temas de su especialidad ha estado dispuesto a la entrevista.
Lo consultamos por el tema de la despenalización del aborto, buscando aclarar el panorama, para limpiar de idealismos y apasionamientos el campo del debate.
Aquí van sus principales conceptos.
“El aborto no punible en la Argentina ha generado problemas, no por la letra de la ley, sino por todo el contexto cultural que ha rodeado y rodea el tema de la interrupción del embarazo, bajo los supuestos del Código Penal, en el cual no los castiga. Hace muchos años, más de 20, que me consultan en casos de este tipo y he visto las barbaridades que se cometen y se dicen”, dijo en el principio de la entrevista quien ha dictado muchas conferencias y ha sido convocado en muchas oportunidades cuando se cuestionaba la realización del aborto en aquellos casos en que la ley argentina contempla la posibilidad de aborto no punible, en casos de violación y de riesgo de muerte de la madre.
Se preguntó, “¿por qué determinadas personas, entre ellos médicos, han puesto obstáculos a la realización de una interrupción del embarazo en los casos en los que está claramente indicada? Ha habido presiones, obstáculos, por parte de profesionales de la salud, de instituciones de tipo conservador, ligadas a negar la interrupción del embarazo en cualquier situación. Este es un tipo de problema. El Código Penal es muy claro. Tuvo que salir la Corte a aclarar esto, en los casos de violación, cosa que no debió haber sido necesario”.
Ahora se abre otro tipo de debate, la despenalización del aborto.
Al respecto, el Dr. Juan Carlos Tealdi comienza diciendo que “es claro que genera un gran conflicto, un choque de posiciones que obviamente no se someten a razones, que son como viscerales, que implican estar a favor o en contra y punto. Que diga lo que diga se mantienen en esas posiciones. El problema está y no se resuelve con una lucha de creencias irreductible la una con la otra, porque así no podríamos vivir en sociedad. Creo que es un hecho real, que genera un gran conflicto, en todas las sociedades, hasta que interviene el Estado y más o menos se encuentra una salida un poco consensuada. Es un tema conflictivo, por un lado. Frente a esto lo que queda es razonar. Somos personas racionales y para vivir en sociedad debemos tolerar a los demás y comprender razones que los otros pueden dar”.
Se preguntó “¿qué cuestiones están en juego? ¿Qué se puede decir del aborto que no sea estoy a favor o en contra?”. Indicó algunas de estas razones y conceptos: “el aborto es interrupción de embarazo, no demos vuelta con estas cuestiones. ¿Quién pide? ¿Quién propone o considera la posibilidad del embarazo? Mayoritariamente la mujer. Y también, en ocasiones, por razones o deber profesional, los profesionales de la salud, si ven que un embarazo pone en riesgo la vida de la madre. ¿Quiénes piden la interrupción del embarazo? No es el Estado, no son las instituciones de la sociedad, que no están habilitadas ni siquiera. Es la mujer quien está habilitada y los profesionales de la salud. Arranquemos de ahí. Lo de la mujer embarazada, que aun cuando los médicos digan algo, su opinión va a ser fundamental para seguir adelante, aun con riesgo para su vida o no. En segundo lugar, el embarazo, hasta hoy, por lo menos, ocurre solo en las mujeres. Este es un segundo dato que indica que hay un protagonista, la mujer”.
El científico luego expone que “en tercer lugar, el embarazo es una situación singular, totalmente fuera de lo que cualquiera puede considerar respecto al ser persona. Es un momento en el que dos seres vivos están relacionados de manera simbiótica, donde uno no puede vivir sin el otro, el embrión o feto. Y esto es único como modo de vida humana. Y hay un tercer actor, que aparece, no digamos el embrión o feto, que no tiene voz propia, no puede opinar. Está ahí, es un ser vivo que va creciendo, va cambiando, ese tercer actor es el Estado, en tanto protector de esa vida, que no es la de la mujer. Y cuyo mandato es proteger la vida de las personas, la vida humana en general y pedir respeto por ella. Es decir, hay tres actores: la mujer, los profesionales de la salud y el Estado, por la responsabilidad que tiene en proteger la vida humana, aún con las discusiones que dispongamos”.
El Dr. Tealdi explica que “son tres actores que tienen interés legítimo en intervenir. En el tema del aborto se juega esto: ¿hasta dónde?, ¿desde dónde? Es un proceso largo, son 9 meses. Una cosa es cuando empieza, otra es cuando termina. Esto hace que los intereses y las atribuciones de unos y otros sean variables. Al Estado uno le podría reconocer un alto interés en el final del embarazo, porque ya está próximo a nacer. Lo discutible, en cambio, es si las atribuciones del Estado las debemos llevar no sólo al último trimestre, sino también al segundo. ¿Y también al primero?
“El debate es en torno a si al Estado se le da el poder de recortar el derecho a la libertad de decidir de la madre”.
“La primera debilidad que tiene la idea de un Estado con un poder absoluto respecto de la interrupción o no del embarazo ya lo tiene además respecto de la vida de la mujer. Una muestra es en los casos en las que el médico indica la interrupción del embarazo porque está en riesgo la salud y la vida de la madre. Quiere decir que aun considerando que el Estado tenga algo que decir, no son absolutas. Tiene interés legítimo en la protección de la vida humana. Pero esto no es absoluto. ¿Cuáles son los límites del Estado? ¿Hasta dónde llega el poder que le dejemos al Estado para meterse o no en la interrupción del embarazo? Si está en juego la vida de la madre, admitiríamos que no, que no le dejamos el poder al Estado para que diga que la mujer siga adelante con el embarazo hasta que se muera. ¡No! Ese poder no se lo dejamos al Estado”.
“Entonces, lo que está actualmente en debate es si al Estado se le da el poder de recortar el derecho o la libertad de decidir de la madre. ¿El Estado tiene derecho a restringir la libertad de la mujer a decidir si quiere o no seguir en todo momento del embarazo? Ante una cuestión de vida o muerte dijimos que no. Entonces, haciendo una síntesis de lo que pienso, tomando en cuenta los tres actores, con intereses legítimos (la mujer en primer término, los profesionales de la salud y el Estado), la cuestión es ¿cuáles son los límites de los intereses de esos tres actores?”.
En este sentido, y con la claridad de sus conceptos, el entrevistado afirma que “ninguno de esos tres actores tiene derechos o privilegios absolutos. Los tres tienen intereses legítimos y pueden intervenir. ¿Cuándo pueden tener la voz cantante, lo que no implica excluir a los demás? Yo creo que en el último trimestre del embarazo el Estado tiene mayor interés legítimo, razonable, comprensible para intervenir.
Puede decir este es un embarazo que ya puede terminar dando vida a la persona, que tiene maduro el corazón, el cerebro, los pulmones… Se pueden tener en cuenta casos excepcionales, pero será el juez (que es el Estado) escuchando a los otros actores. La cuestión es si este poder se lo damos nosotros no para el último trimestre, sino para el segundo y para el primero. Yo creo que en el segundo trimestre es razonable –donde el feto ha madurado un poco, pero todavía no está al final, y el curso del embarazo puede tener distintas alternativas- que los profesionales de la salud se escuchen lo que tienen para decir. Y en el primer trimestre, a menos que queramos un Estado absolutista, autoritario, creo que debe privilegiarse la libertad de la mujer, el derecho de la mujer a decidir. ¿Por qué? Porque los médicos intervienen en el tema de salud, de vida, son actores convidados”.
Más adelante el Dr. Tealdi considera que “el gran debate es entre el Estado y la mujer. Yo no creo que se le puede dar al Estado el poder absoluto de intervenir sobre toda libertad, en un caso como la interrupción del embarazo, que se da únicamente en el cuerpo de la mujer. De manera que, ¿hasta dónde el Estado se puede meter en la libertad de decisión de alguien que sólo puede pasar ella? Pero, además, si le damos ese poder, puede pasar lo contrario, porque uno lo lee por la interrupción del embarazo, pero para dar un ejemplo, Fujimori, en Perú, bajo el supuesto que el Estado tiene el poder absoluto de intervenir sobre la concepción, esterilizó a cantidad de mujeres pobres”.
“Esa es la contracara. Si yo tengo un Estado tan poderoso para intervenir en cuestiones de reproducción, puede intervenir en cualquier momento, como en China, con la restricción de los nacimientos. Esto es lo que se juega: la idea de Estado que queremos. Si el Estado se tiene que meter tanto, cuando el aborto es un drama. Es un drama en el sentido que no es una decisión fácil, sin costos, de comedia, de final feliz y todos contentos. La mujer tiene que poner el cuerpo para seguir o para interrumpir la vida del feto. La interrupción o la prosecución del embarazo es una cuestión dramática en ese sentido: no hay soluciones mágico-ideales. Es una decisión difícil, dramática, que involucra muchas cuestiones, ¿por qué tiene que ser el Estado quien tome esa decisión? No es razonable pensar que el Estado se tenga que venir a meter en todo momento en la decisión que la mujer tiene que seguir adelante o no con el embarazo. Esta es mi idea” concluyó el Dr. Juan Carlos Tealdi.
Participó en la preparación de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (2005). Es Director del Programa de Bioética del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires y Coordinador Académico del Comité de Ética de ese hospital universitario. Sus trabajos de los últimos años se han focalizado en la construcción de una bioética latinoamericana y en la fundamentación de una bioética de los derechos humanos.
Es suarense de nacimiento, tiene parte de su familia en la ciudad de Coronel Suárez, y siempre que lo hemos consultado por diferentes temas de su especialidad ha estado dispuesto a la entrevista.
Lo consultamos por el tema de la despenalización del aborto, buscando aclarar el panorama, para limpiar de idealismos y apasionamientos el campo del debate.
Aquí van sus principales conceptos.
“El aborto no punible en la Argentina ha generado problemas, no por la letra de la ley, sino por todo el contexto cultural que ha rodeado y rodea el tema de la interrupción del embarazo, bajo los supuestos del Código Penal, en el cual no los castiga. Hace muchos años, más de 20, que me consultan en casos de este tipo y he visto las barbaridades que se cometen y se dicen”, dijo en el principio de la entrevista quien ha dictado muchas conferencias y ha sido convocado en muchas oportunidades cuando se cuestionaba la realización del aborto en aquellos casos en que la ley argentina contempla la posibilidad de aborto no punible, en casos de violación y de riesgo de muerte de la madre.
Se preguntó, “¿por qué determinadas personas, entre ellos médicos, han puesto obstáculos a la realización de una interrupción del embarazo en los casos en los que está claramente indicada? Ha habido presiones, obstáculos, por parte de profesionales de la salud, de instituciones de tipo conservador, ligadas a negar la interrupción del embarazo en cualquier situación. Este es un tipo de problema. El Código Penal es muy claro. Tuvo que salir la Corte a aclarar esto, en los casos de violación, cosa que no debió haber sido necesario”.
Ahora se abre otro tipo de debate, la despenalización del aborto.
Al respecto, el Dr. Juan Carlos Tealdi comienza diciendo que “es claro que genera un gran conflicto, un choque de posiciones que obviamente no se someten a razones, que son como viscerales, que implican estar a favor o en contra y punto. Que diga lo que diga se mantienen en esas posiciones. El problema está y no se resuelve con una lucha de creencias irreductible la una con la otra, porque así no podríamos vivir en sociedad. Creo que es un hecho real, que genera un gran conflicto, en todas las sociedades, hasta que interviene el Estado y más o menos se encuentra una salida un poco consensuada. Es un tema conflictivo, por un lado. Frente a esto lo que queda es razonar. Somos personas racionales y para vivir en sociedad debemos tolerar a los demás y comprender razones que los otros pueden dar”.
Se preguntó “¿qué cuestiones están en juego? ¿Qué se puede decir del aborto que no sea estoy a favor o en contra?”. Indicó algunas de estas razones y conceptos: “el aborto es interrupción de embarazo, no demos vuelta con estas cuestiones. ¿Quién pide? ¿Quién propone o considera la posibilidad del embarazo? Mayoritariamente la mujer. Y también, en ocasiones, por razones o deber profesional, los profesionales de la salud, si ven que un embarazo pone en riesgo la vida de la madre. ¿Quiénes piden la interrupción del embarazo? No es el Estado, no son las instituciones de la sociedad, que no están habilitadas ni siquiera. Es la mujer quien está habilitada y los profesionales de la salud. Arranquemos de ahí. Lo de la mujer embarazada, que aun cuando los médicos digan algo, su opinión va a ser fundamental para seguir adelante, aun con riesgo para su vida o no. En segundo lugar, el embarazo, hasta hoy, por lo menos, ocurre solo en las mujeres. Este es un segundo dato que indica que hay un protagonista, la mujer”.
El científico luego expone que “en tercer lugar, el embarazo es una situación singular, totalmente fuera de lo que cualquiera puede considerar respecto al ser persona. Es un momento en el que dos seres vivos están relacionados de manera simbiótica, donde uno no puede vivir sin el otro, el embrión o feto. Y esto es único como modo de vida humana. Y hay un tercer actor, que aparece, no digamos el embrión o feto, que no tiene voz propia, no puede opinar. Está ahí, es un ser vivo que va creciendo, va cambiando, ese tercer actor es el Estado, en tanto protector de esa vida, que no es la de la mujer. Y cuyo mandato es proteger la vida de las personas, la vida humana en general y pedir respeto por ella. Es decir, hay tres actores: la mujer, los profesionales de la salud y el Estado, por la responsabilidad que tiene en proteger la vida humana, aún con las discusiones que dispongamos”.
El Dr. Tealdi explica que “son tres actores que tienen interés legítimo en intervenir. En el tema del aborto se juega esto: ¿hasta dónde?, ¿desde dónde? Es un proceso largo, son 9 meses. Una cosa es cuando empieza, otra es cuando termina. Esto hace que los intereses y las atribuciones de unos y otros sean variables. Al Estado uno le podría reconocer un alto interés en el final del embarazo, porque ya está próximo a nacer. Lo discutible, en cambio, es si las atribuciones del Estado las debemos llevar no sólo al último trimestre, sino también al segundo. ¿Y también al primero?
“El debate es en torno a si al Estado se le da el poder de recortar el derecho a la libertad de decidir de la madre”.
“La primera debilidad que tiene la idea de un Estado con un poder absoluto respecto de la interrupción o no del embarazo ya lo tiene además respecto de la vida de la mujer. Una muestra es en los casos en las que el médico indica la interrupción del embarazo porque está en riesgo la salud y la vida de la madre. Quiere decir que aun considerando que el Estado tenga algo que decir, no son absolutas. Tiene interés legítimo en la protección de la vida humana. Pero esto no es absoluto. ¿Cuáles son los límites del Estado? ¿Hasta dónde llega el poder que le dejemos al Estado para meterse o no en la interrupción del embarazo? Si está en juego la vida de la madre, admitiríamos que no, que no le dejamos el poder al Estado para que diga que la mujer siga adelante con el embarazo hasta que se muera. ¡No! Ese poder no se lo dejamos al Estado”.
“Entonces, lo que está actualmente en debate es si al Estado se le da el poder de recortar el derecho o la libertad de decidir de la madre. ¿El Estado tiene derecho a restringir la libertad de la mujer a decidir si quiere o no seguir en todo momento del embarazo? Ante una cuestión de vida o muerte dijimos que no. Entonces, haciendo una síntesis de lo que pienso, tomando en cuenta los tres actores, con intereses legítimos (la mujer en primer término, los profesionales de la salud y el Estado), la cuestión es ¿cuáles son los límites de los intereses de esos tres actores?”.
En este sentido, y con la claridad de sus conceptos, el entrevistado afirma que “ninguno de esos tres actores tiene derechos o privilegios absolutos. Los tres tienen intereses legítimos y pueden intervenir. ¿Cuándo pueden tener la voz cantante, lo que no implica excluir a los demás? Yo creo que en el último trimestre del embarazo el Estado tiene mayor interés legítimo, razonable, comprensible para intervenir.
Puede decir este es un embarazo que ya puede terminar dando vida a la persona, que tiene maduro el corazón, el cerebro, los pulmones… Se pueden tener en cuenta casos excepcionales, pero será el juez (que es el Estado) escuchando a los otros actores. La cuestión es si este poder se lo damos nosotros no para el último trimestre, sino para el segundo y para el primero. Yo creo que en el segundo trimestre es razonable –donde el feto ha madurado un poco, pero todavía no está al final, y el curso del embarazo puede tener distintas alternativas- que los profesionales de la salud se escuchen lo que tienen para decir. Y en el primer trimestre, a menos que queramos un Estado absolutista, autoritario, creo que debe privilegiarse la libertad de la mujer, el derecho de la mujer a decidir. ¿Por qué? Porque los médicos intervienen en el tema de salud, de vida, son actores convidados”.
Más adelante el Dr. Tealdi considera que “el gran debate es entre el Estado y la mujer. Yo no creo que se le puede dar al Estado el poder absoluto de intervenir sobre toda libertad, en un caso como la interrupción del embarazo, que se da únicamente en el cuerpo de la mujer. De manera que, ¿hasta dónde el Estado se puede meter en la libertad de decisión de alguien que sólo puede pasar ella? Pero, además, si le damos ese poder, puede pasar lo contrario, porque uno lo lee por la interrupción del embarazo, pero para dar un ejemplo, Fujimori, en Perú, bajo el supuesto que el Estado tiene el poder absoluto de intervenir sobre la concepción, esterilizó a cantidad de mujeres pobres”.
“Esa es la contracara. Si yo tengo un Estado tan poderoso para intervenir en cuestiones de reproducción, puede intervenir en cualquier momento, como en China, con la restricción de los nacimientos. Esto es lo que se juega: la idea de Estado que queremos. Si el Estado se tiene que meter tanto, cuando el aborto es un drama. Es un drama en el sentido que no es una decisión fácil, sin costos, de comedia, de final feliz y todos contentos. La mujer tiene que poner el cuerpo para seguir o para interrumpir la vida del feto. La interrupción o la prosecución del embarazo es una cuestión dramática en ese sentido: no hay soluciones mágico-ideales. Es una decisión difícil, dramática, que involucra muchas cuestiones, ¿por qué tiene que ser el Estado quien tome esa decisión? No es razonable pensar que el Estado se tenga que venir a meter en todo momento en la decisión que la mujer tiene que seguir adelante o no con el embarazo. Esta es mi idea” concluyó el Dr. Juan Carlos Tealdi.