Como se pide. Agradecimientos de familiares de José Ramón “Pepe” Navarro
Los familiares de quien en vida fuera José Ramón Navarro quieren agradecer a quienes aportaron sus saberes, su amorosidad, su dedicación y empatía para que nuestro querido Pepe (esposo, papá y abuelo) estuviera con nosotros todos estos años, con su sonrisa permanente, su genialidad, sus chistes, su predisposición, su energía:
- Al Dr. Alberto Caccavo: el que le cuidó su corazón, lo atendió siempre prontamente, el que dio las indicaciones profesionales adecuadas, el que respondió siempre ante cada requerimiento, desde que a los 60 años tuvo ese primer incidente coronario. Lo tuvimos con nosotros 33 años más y eso fue, querido Dr. Alberto, por tu cuidado y por su forma especial de ser.
- Al Dr. Luis Caccavo: el que siempre lo atendió en sus otras dolencias. El que tenía la indicación justa para el paciente y la orientación adecuada para sus familiares. El que más de una vez concurrió en una visita domiciliaria. Nos indicaste, clarito, querido Dr. Luis, cómo iba a ser su proceso. Eso nos permitió prepararnos y entender que se acercaba el final de su momento en este lugar. Te lo agradecemos inmensamente, con todo nuestro corazón. Por la atención a Pepe y por la paciencia para con nosotros.
- A José, “el cubanito”, como le decía Pepe que en estos últimos años posibilitó tener para él una compañía espectacular, que lo hacía caminar, hacer ejercicio y deleitarse con las historias que le contabas.
- A las vecinas Mariana, Estela y Alicia; las que estaban atentas a los ruidos de la casa, a si las persianes se levantaban cada mañana y a cada movimiento de él y nuestro, para saber cómo estaba.
- A Marcos, quien lo acompañó cada noche desde noviembre último, y lo cuidó con gran dedicación y amor, como si Pepe hubiera sido su padre. Jugaron cada noche a las cartas; Marcos nunca le pudo ganar, y eso nos va a quedar como una anécdota. No sabemos si vos te dejabas ganar, Marcos o si papá se había transformado en un genio en estos juegos. Gracias, por esa oración que dejaste escrita en una servilleta. Que decía: “Señor Jesucristo, te acepto como único salvador. Te pido que perdones mis pecados. Creo en ti, que tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Manda tu Espíritu Santo para que me guíe en el camino a la verdad. Te confío mi eternidad. Amén”. Como una premonición, dejaste escrita esta oración la última noche, María Isabel se la leyó al mediodía, luego de almorzar, y a la nochecita estaba partiendo hacia la casa del Señor. Eternamente gracias.
- También agradecemos todos los saludos y acompañamiento que estamos recibiendo en estos días.
Para nosotros Pepe, papá y abuelo, queridísimo, vivirá eternamente en nuestros corazones. Él se encargó con sus acciones de permanecer entre nosotros para siempre.
Familiares de José Ramón “Pepe” Navarro