15/09/2023CIUDAD

Como se pide. Agradecimiento de Marina y Lucrecia Harriott

Cuando la muerte aparece anunciada y no sorpresiva, nos permite a quienes estamos cerca de quien se va a morir “ver” con el alma muchas cosas que la vida diaria nos tapa los ojos.

En estos 4 meses que le tocó a mi Viejo ir hacia ella despacio y sin pausa crecimos todos.

Y como si fueran pocas ya las enseñanzas que nos dejó, nos regaló estas últimas: 

Nunca se quejó, tuvo una sonrisa hasta su último momento, nos dejó cuidarlo, mimarlo y quererlo a nuestro modo. No pidió nunca nada.

Vivió en paz, y estoy segura que murió en paz también.

De este lado de la vida con Lucky angustiadas por no saber cómo hacerle su último tiempo mejor, tuvimos la bendición de tener a estas personas a las que les estaremos eternamente agradecidas porque nos ayudaron a poder hacerlo:

Gracias MARIANO SEIN porque no nos dejaste solas en ningún momento. No importó ni la hora ni el día de la semana… siempre ahí con tremendo compromiso y afecto.

Gracias Guillermo Sacomano por tus incontables idas al campo a ayudarnos.

Gracias Fernando Migliavaca que también nos ayudaste a entender el dolor y cómo ayudarlo y ver la muerte como parte de la vida.

Gracias a las dos enfermeras, Estela Giménez, que es intachable en lo profesional y un ser extraordinario en lo personal, y Blanca Rosetti, que apareciste al final llena de contención y amor.

Gracias a Nora Schmidt que noche tras noche estuviste a su lado cuidándolo con tanto cariño.

Gracias Patricia Calles que lo cuidaste tanto.

Gracias Estefa Schro que compartiste tus mates con él, tus ganas de hacerlo reír.

Gracias Marcela Sánchez que fuiste quien estuvo 24x7 para él, con tantísimo amor y dedicación por TU patrón y a Juan Piñeyro que escondido atrás tuyo ayudó a la par.

Gracias a Leandro Streitenberger y Valentina de Miguel quienes al principio hicieron todo para rehabilitarlo y luego vinieron a alentarlo y hacerlo sentir bien espiritualmente.

Nuestro agradecimiento incondicional al “CUBANO” José Blanco, que fue el compañero que semana tras semana lo mantuvo con el ánimo alto y hasta abrió tranqueras los días que pudimos sacarlo recorrer el campo. Le hiciste fácil a este “Viejuco” un tiempo difícil.

Seguro me olvido de más agradecimientos. Pido perdón por eso. Fue tanta la gente que estuvo ahí que no me alcanzaría el tiempo ni el espacio.

Gracias!!!

Seguramente nuestro Viejo descansa en Paz.

Marina y Lucrecia Harriott.