24/08/2022CIENCIA

Peluquero de más de 80 años… que sigue haciendo corte a la navaja

“Dicen que la gente grande tiene que seguir haciendo cosas”, dice Raúl Pastuch, graficando una de las razones de seguir trabajando firmemente en la peluquería. Hasta la semana pasada en la calle Mitre, ahora, en la calle Alberdi al 1.140. 

Está impecable Pastuch; andar firme, sus manos seguras. Nadie que lo vea le da los 85 años que tiene.  

Me cuenta que en el ‘58 le tocó el servicio militar, para entonces, ya estaba en la peluquería de Farinella, una peluquería que estaba en uno de los locales del Cine Cervantes. Estaban ellos y los Antonelli, que eran los que vendían golosinas en los intervalos del cine. 

Recién en el año 1961 empezó solo. Dice, el que más le enseñó fue Farinella. Había empezado con un tío suyo, de apellido Ruiz, con quien estuvo un tiempo. Después lo contrató este peluquero, como ayudante, y allí aprendió el arte y secreto de este oficio. 

Cree que es el único peluquero que sigue haciendo el corte a navaja; por lo delicado que es manejar este filoso instrumento. 

Entonces, según me ha contado, en forma independiente tuvo la peluquería en dos lados, y ahora, en un tercero. Primero unos 15 años en un local en calle Lamadrid, cerca de la Plaza Mitre, luego, muchos años en el local de calle Mitre, y ahora en la calle Alberdi al 1.100 en su casa, porque esos locales se van a vender, según me explicó. 

Cambiaron muchos los cortes, para la juventud, pero para la gente mayor, no tanto. Antes, se usaba la media americana, que era cortito con la maquinita a los costados. Y arriba, rebajado. A eso se llamaba media americana, me explica. Luego, se empezó a venir el pelo más largo. Pero siempre, dentro de la lógica. Hoy, dice, viendo los diferentes cortes:“Se ha salido de la lógica”. 

Anécdotas en la peluquería, dice podría contar algunas. Tiene entre muchos, un amigo que viene todos los sábados a tomar mate a su lugar de trabajo. Omar Calach. “Hace más de 50 años que tomamos mates todos los sábados a la mañana. Y ahora, como está jubilado, viene 3 ó 4 veces por semana”. 

Tiene clientes de toda la vida. La peluquería es lugar de reunión, de encuentro. Donde a la par de cortarse el pelo, también se habla sobre la vida, las cosas, las preocupaciones. Un ratito antes de hacer la entrevista, se había ido de la peluquería de Pastuch, con el pelo cortado, Anastasio Martínez, “95 pirulos”, me dice el peluquero, dando ejemplo de un cliente histórico, de toda la vida. “Sería como para llenar un libro, si me pongo a recordar de cuándo empecé”. 

Jugador de bochas, elige seguir quedándose en la peluquería, para poder atender a esos clientes que vienen los sábados, desde el campo, desde lejos, para cortarse. 

Raúl Pastuch es hombre de guitarra también, no solamente cantando el folklore que le gusta, sino incluso interpretando temas de su propia autoría. Un tema de su autoría, “Un día en Cochicó”, que es una especie de chamarrita, Flavio Diez escuchó que la cantaban en un lugar en Buenos Aires. Se debe haber pasado, entre pescadores la letra y la música, y así fue rescatada. Dice que podría haber tenido posibilidades como cantante. Pero le dijeron que para eso, se tenía que ir a Buenos Aires, hacerse conocer a través de las radios de entonces, que era donde se lucían los artistas que querían salir para todo el país. Eligió quedarse. Eso sí, la pasión por cantar, la ha desarrollado en encuentros, en festivales, en diferentes fiestas particulares, y alguna vez, entre los amigos, cuando queda tiempo en la peluquería. 

Anticipándonos al Día del Peluquero, que se cumplirá el día 25, esta entrevista a Raúl Pastuch. Más de 60 años como peluquero. Es, el peluquero de hombres de más edad, sin duda. Sigue trabajando con las ganas de siempre, porque se siente bien, y porque le gusta este oficio que eligió desde que era jovencito. Raúl Pastuch, la mano firme, sigue manejando impecablemente, la tijera y la navaja.