22/09/2018SALUD

El viernes 21 fue el Día Mundial del Alzheimer.

La mejor forma de tratar al paciente y la importancia de protegerse entre cuidadores.

Entrevistadas por La Nueva Radio Suárez, la Psicóloga Vanesa Gallardo y la Terapista Ocupacional Estefanía Giménez hablaron de la forma de prevenir esta enfermedad, de enlentecer su proceso una vez que ha dado manifestaciones, de la mejor forma de tratar al paciente y cómo asistir a quien cuida al enfermo.

Vanesa Gallardo inició la entrevista hablando del sentido de tener un día con carácter mundial, en torno a esta enfermedad.

“El objetivo es concientizar a la población y traer conocimiento de lo que se trata el Alzheimer y las demencias en general, para prevenir la estigmatización que a veces conlleva este tipo de patologías. Desde hace unos años ya la OMS, con otros organismos relacionados al cuidado del cerebro, han impuesto como Día Internacional el 21 de septiembre, por la preocupación que ellos encuentran a raíz que la población mundial está envejeciendo y la expectativa de vida cada vez es mayor”.

Explicaron las profesionales consultadas que “se estima que para el 2050 la población mayor de 60 años sea aproximadamente 2 mil millones de personas en el mundo. Esto trae aparejadas dificultades relacionadas con la demencia, y el Alzheimer es una de las principales demencias, dentro de un grupo de enfermedades del cerebro”.

El Alzheimer es una demencia que conlleva a un deterioro cognitivo de tipo amnésico, y con el correr del tiempo impacta en otras funciones del cerebro, y de manera global en la persona.

Un apunte para diferenciar los olvidos benignos y los patológicos. Al respecto, Estefanía Giménez indica que “en los olvidos benignos siempre la queja es del paciente. Es él quien se da cuenta que algo le está pasando y entonces va y consulta al médico. El olvido es patológico cuando la queja es del familiar y no del paciente. Al contrario, el paciente minimiza el problema. Es el otro quien se da cuenta que algo no está funcionando bien. Son los pacientes que tienen dificultades en recordar datos recientes, en olvidar una situación por completo; se olvidan que se olvidaron de tal cosa, se vuelven reiterativos”.

Hablaron las profesionales de otras cuestiones para tomar en cuenta, como signos orientativos, que si se consulta al médico ni bien se los observa no es que se llega tarde, sino que hay oportunidades de estimulación al paciente, retrasando la aparición de nuevos síntomas.

“Cuanto antes empecemos con tratamientos para el paciente, si bien el Alzheimer no tiene cura, sí se ha demostrado que se retrasa la aparición de nuevos síntomas”.

Algunos que nos van a indicar que algo está pasando es “la disminución de la memoria de trabajo, que afecta su desempeño laboral.

Dificultades en el desempeño de las tareas que realizó siempre y que fueron familiares para él. Un ejemplo: si nos juntamos a comer y le pedimos que haga tal comida o postre, que lo hizo siempre, y nos damos cuenta que no saben cómo hacerlo, cuando no sabe cómo empezar a organizar los pasos. Otro indicativo es el almacenamiento de los alimentos dentro de la casa, cuando generalmente hay un orden habitual que de repente se alteró. El orden que siempre mantuvo no está. Que empiecen a mezclar los lugares de guardado también nos da un indicativo.

Puede que notemos que están desorientados en la ubicación temporal: ¿qué día es hoy?, ¿en qué año estamos?, ¿qué mes? Otro indicativo es cuando empiezan a extraviar las cosas, porque las guardan en lugares no habituales o no lógicos. Dificultades en el lenguaje: no encuentran la palabra para continuar la conversación para establecer una charla. Cambios en el estado de ánimo y desinterés en el aspecto personal también son ejemplos. Empiezan a disminuir su iniciativa: prefieren quedarse más en la casa, más tranquilos, a tener dificultades en elegir la ropa”.

Las ayudas que se pueden dar para que la persona que comienza a tener afectación por el Mal de Alzheimer no pierda su autonomía: “podemos ayudarlos a organizar su placar, dejando solamente la ropa de temporada, para que ellos no tengan una confusión. Cuando la enfermedad avanza un poquito más, en vez de dejar la ropa de temporada, dejarle la ropa para el día siguiente. Entonces, ellos siguen vistiéndose solos, siguen siendo autónomos y nosotros, a su vez, le estamos dando una ayuda”.

Se trata de no hacer cosas que el paciente puede realizar todavía: “podemos ayudarlos en la selección de ropa, si todavía puede vestirse solo.

Si es un hombre, y tiene dificultades en abrocharse los botones de su camisa, podemos dejarle su camisa y del otro lado colocarles un velcro, que es mucho más fácil de poner y sacar. En los pantalones se puede sacar el cierre y ponerles un elástico o botones. Tener en cuenta que la ropa sea amplia, para que sea más fácil de poner y quitar, y de esta manera ellos siguen con la actividad de vestido”.

Expresan las dos profesionales que es fundamental “ir adaptando las necesidades en cuanto al paciente. No hacer todo por ellos y no hacer todo junto. Sino ir de a poco, de manera gradual. La cuestión es no anticiparse, que el paciente pueda seguir ir haciendo sus cosas solo”.

Aconseja Estefanía Giménez “tomarse tiempo, dar tiempo. Para que nuestro familiar pueda elaborar la receta que tanto nos gustaba y que a él le encantaba hacer. Tiempo para que se pueda vestir sólo. Tiempo. De eso se trata. Si hay una fiesta que el familiar con Alzheimer sea el primero en estar listo, no vestirlo a las corridas luego, cuando todos estamos listos. Tiempo de esperar y poder escucharlo”.

Otro buen consejo es evitar los ruidos superfluos, innecesarios. Un ejemplo: “si nos sentamos a comer que no esté prendida la radio, el celular, el televisor. Todos los que son elementos distractores empezar a sacarlos. Si nos sentamos a comer poner un mantel de un color fuerte, y arriba un plato blanco, por ejemplo, que llame la atención. No poner todo junto en la mesa. No poner la comida y a la vez la fruta”.

Otra cuestión fundamental es organizar una rutina: “que tengamos un horario para comer, que tengamos cada uno su lugar en la mesa. Que no nos desorganicemos. Y darles el tiempo para comer”.

Hay que evitar “los cables tirados en el piso, si hay escalones colocar luces, quitar alfombras, dentro de la casa se puede poner las placas de la luz de otro color, esto le va a llamar la atención para prender y apagar la luz. Para que tome la medicación podemos poner un sistema de alarma, que cuando suene determinada música, o se prenda determinada luz, sepa que tiene que tomar su medicación. Y si se puede evitar dentro del hogar las sillas que tengan ruedas, para evitar el riesgo de caídas. Que el calzado sea sin cordones, con suela de goma, que ajusten bien al pie y que sean fáciles de poner. Evitar ojotas o chancletas, porque esto favorece las caídas”.

Hay un gran esfuerzo de los cuidadores. Al respecto Estefanía Giménez dijo que “es fundamental que dentro de la familia no haya un solo cuidador. Podemos dividirnos las tareas: un hijo puede hacerse cargo de la medicación y las recetas, del manejo del dinero, de las caminatas.

Es fundamental el tema de la actividad física. Si dentro de la rutina le organizamos una caminata a determinada hora, aunque sea un corto trayecto, es fundamental la actividad física. Es fundamental que haya varios cuidadores porque todos necesitamos un tiempo personal, para nuestras cosas. Que no se sobrecargue una sola persona. Hay un montón de recursos para poder utilizar y que son muy buenos”.

Consultada Estefanía Giménez sobre lo que ha aprendido a lo largo de este tiempo tratando este tipo de pacientes y sus familiares, más allá de lo que dicen los libros, responde que “un montón de cosas. Lo fundamental es la práctica. Uno se hace en la práctica. Creo que lo principal es ponerse en el lugar del otro. En el lugar de esa familia que está pasando por eso, en este momento. Porque cada caso es particular. Aprendí que es fundamental tomarse el tiempo y la dedicación para cada uno, para cada familia, para cada paciente. Aprender a ponerse en el lugar del otro. El otro paciente, al que le está pasando esto, y el que está pasando por esto como familiar”.

“Llevar a la casa el conocimiento de estas cosas es la primera manera de empezar a prevenir”, dijo Vanesa Gallardo, y recordó que “la demencia no es una parte normal del envejecimiento. Eso es importante tomarlo en cuenta. No decir ‘es la edad’; tenemos que estar atentos a estos cambios que pueden aparecer. Y todos tenemos la posibilidad de empezar a hacer algo para prevenir nuestro deterioro o posible deterioro en un futuro, cuidando el cerebro. La actividad física, la obesidad es un factor de riesgo, la hipertensión, el fumar, y la estimulación cognitiva como factor protector junto con la adecuada alimentación. Hay muchas cosas que podemos hacer para proteger nuestro cerebro”.