09/12/2022SOCIEDAD

Sobre el 42% de pobreza: “Nos tiene que hacer pensar qué nos pasa, porque esto es una gran injusticia”

En estos días se conocieron las cifras de pobreza e indigencia en la Argentina. Más de 19 millones de personas en nuestro país están por debajo de la línea de pobreza, el 42%.

La entrevista con el Arzobispo Azpiroz Costa fue propicia para preguntarle sobre el particular, para conocer su reflexión como autoridad de la iglesia en esta cuestión que atraviesa a todos, y sobre la que los obispos de Argentina más de una vez han llamado a la reflexión.

“Esa es la realidad” comenzó diciendo en este punto. “No podemos adjudicarla a este, a aquel, a aquella o más allá. Esto no es lo que les pasa a otros, sino lo que nos está pasando. ¿Qué nos está pasando? En la tierra –el otro día estuve recorriendo la zona, en la ruta uno ve las cuadrillas, las máquinas que cosechan- donde hay una gran riqueza bendecida por Dios, ¿cómo puede ser que haya hambre en un país así? Uno tiene que reflexionar, sin adjudicarlo sólo a los políticos”.

Reflexionó que, en las cercanías de la fiesta de Navidad, estas cifras de pobreza “nos tienen que hacer pensar qué nos pasa, porque esto es una gran injusticia. Tener el 42% de pobres, por no hablar de la miseria total, en un país como la Argentina, donde todo el mundo miraba a la Argentina como la tierra de promisión… y acá nuestros jóvenes ahora se quieren ir”. 

Dice que analizar esto implica “serenar las cosas, mirarnos a la cara y preguntarnos qué nos pasa. Y no vivir echándole la culpa al otro”.

Sabiendo que cada uno desde el lugar que ocupa tiene un rol, “si celebramos la Inmaculada, quiere decir que Dios nos ha elegido a todos. A María de una manera eminente, superlativa. Pero a todos nos ha elegido para recorrer ese camino. Todo hombre y toda mujer es mi hermana”.

El Arzobispo de Bahía Blanca dice que estas cifras de pobreza, en Argentina, es responsabilidad de todos, no obstante, “por supuesto que hay quienes tienen mayor responsabilidad. Quien tiene una tarea o una vocación publica es un don, pero es un don para los demás. Es evidente que no igualo las responsabilidades. Quien tiene una responsabilidad –religiosa, política, económica- por supuesto que tiene una responsabilidad mayor. Yo no estoy diciendo que es culpable. Responsabilidades. Después frente a Dios tenemos que abrir el corazón”.

También pidió a los comunicadores “que comuniquen también las buenas noticias. Porque el comunicador tiene en sus manos y en su corazón algo muy importante: la de anunciar. Y uno no sabe cómo puede sin querer o queriendo manipular. Es un arma, preciso y precioso la comunicación. Hay que comunicar lo que ocurre, pero detrás se pueden hacer interpretaciones, sesgadas o no. Que la transparencia en la comunicación sea educativa”.