23/01/2023SOCIEDAD

Falleció Celina Sauer

Te recordamos con la última nota hecha en agosto del año pasado

Una peluquera con 65 años de experiencia

Celina Sauer tiene 80 años, y sigue trabajando en la peluquería, con el entusiasmo de los comienzos y de siempre. Si para poder tener un ratito para la entrevista tuvo que pedirle a algunas de sus clientas que vinieran otro día.

Como le dijo alguna vez una nieta: en ese lugar, Celina, se transforma; es el lugar donde reina, donde expresa su creatividad y pasión. La peluquería de Celina, el lugar que habita, con una felicidad enorme. Es más cuando le preguntamos si sigue poniendo hermosas a las mujeres, …responde con un largo, risueño y seguro ¡Sí!

Hace unos 65 años que es peluquera. Empezó a los 15 años, en la casa familiar. En Rivadavia 258. En la calle Avellaneda, está desde 1964.

Quién te enseñó Celina? “Fui a la famosa academia de Bruno Boval”, responde, “el que acomodaba a todas las artistas en Buenos Aires. Todas las películas de Tita Merello, a las actrices y a la misma Tita, las maquillaban y peinaban en lo de Bruno Boval”.

Cuenta que fue a esa Academia, porque su tía, que tenía su peluquería en Ayacucho, entre Quintana y Alvear, en Buenos Aires, estaba muy relacionada. Por mi tía conseguimos ese turno y ahí tomé clases de corte, sobre todo. Porque después, todo lo demás, me lo enseñó ella”, dice refiriéndose a su tía, la que debe haberle legado la pasión por cuidar, cortar y peinar el cabello.

Y en Suárez, fue dos años a lo de Alicia Fadrique, agregando para quien no tenga memoria: “¡Las requete viejas como yo, se deben acordar! Era, una peluquera de muchos años y de gran experiencia.

Por supuesto que está llena de anécdotas. Agrega que “me pasaron pocas cosas, pero, me pasaron”. Acá está una que no se pueden perder de escuchar, que demuestra que cuando hay una novia, la novia llega a la peluquería o la peluquera a la novia, a como dé lugar. Como cuando la trasladaron a Pasman en tractor, una vez que llovía a cántaros y una novia la esperaba para que la dejara hermosa.

O como cuando en una de las grandes cenas de la peña Pampas Potros y Guitarra en el salón de la Rural, se cortó la luz en todo Suárez, desde temprano en la tarde. ¿Cómo hizo la peluquera para dejar a todas las mujeres hermosas, aún con la luz cortada y por ende, sin posibilidad de usar los secadores de pelo? Con ingenio, secando al aire y con el calefactor prendido… en pleno verano.

Celina ha peinado a muchas novias… ¿se ponen muy histéricas?, le pregunto. “Tenés que tener una calma, terrible!” nos dice y Celina tiene calma. Lo sabe y se lo hizo ver más linda y abajo (en la casa, cuidando nietos), más viejita”.

La peluquería de Celina, era y es lugar de reunión, “se quedan a charlar”, cuenta. Lo hicieron antes y lo siguen haciendo ahora. Funciona así: termina la peluquera de hacer el trabajo en una cabeza, y esa clienta se queda, mientras van peinando a la otra; todas conversando sobre la vida, la familia, lo que les preocupa o las hace felices. “Han llegado momentos en que éramos 6, 7 mujeres aquí adentro”.

Las modas cambiaron, por supuesto y la peluquera fue aprendiendo sobre cada cambio. La croquignole la hizo en los comienzos, por un año y medio. Después vinieron los modelados.  ¿Cómo se actualizaba la peluquera con todas estas modas? Iba a hacer cursos, permanentemente. Toda la vida además, trabajando con los mejores productos. L´oreal y desde hace unos años Kerastase. Cuenta Celina, que desde estas firmas, para poder usar sus elaboraciones, había que ir a sus cursos. “Porque sino, no te vendían lo que hacían. Cada producto nuevo que salía, había que asistir al curso, opinar sobre su aplicación; así todos los años.

Tiene clientas, de toda la vida. Por ejemplo, la misma Norma Giacomolli, más de 60 años arreglándose en su peluquería. A sus clientas les conoce los gustos, las ha acompañado en su voluntad de cambio y las ha acompañado también en resistir a los maridos y novios, cuando los cambios en el color, corte y peinado, no les gustaban. “Acá, me hacían caso a mí, les gustara o no les gustara al marido”. Como les conoce las actividades, las costumbres, el comportamiento del pelo, les aconseja sobre corte, peinado, cambio de color. “Después llegan, y te tienen tanta confianza que te dicen:¡haceme lo que quieras!. Siempre haces lo que querés. Tenés ese terreno ganado”, dice Celina sobre sí misma.

“Acá pasamos los cumpleaños, las comuniones, los cumpleaños de quince, los casamientos de la familia, hablamos de los nietos y los bisnietos. Todo lo festejamos primero acá, en la peluquería”. Claro, la peluquería de Celina, es el lugar, donde se palpitan primero los acontecimientos que se van a vivir, donde se comparten las alegrías, las expectativas y la ansiedad.

Celina se encarga de cerrar la entrevista, cuando dice, con seguridad: “Ahora, con esta edad, lo único que me gusta, es la peluquería. Este es el lugar donde soy feliz, plenamente” .

Hasta siempre Celina!!