25/07/2021SALUD

Nuevas masculinidades, la importancia de pluralizar las formas de ser varón

La licenciada en Psicología y especialista en Educación Sexual Integral (ESI) Ana Garippe profundizó en las nuevas masculinidades, tema que describió como “complejo y nuevo”.

En principio, destacó que “las mujeres vienen haciendo planteos, cuestionando sus roles, cómo pluralizar eso y cómo poder hacer cosas que antes no estaban habilitadas”. En contraposición, “esto de los varones, es bastante nuevo”.

En consecuencia, buscó aclarar el concepto de binarismo: “Es poder empezar a pluralizar las formas de ser varones o de ser mujeres” marcó.

En esa línea, agregó: “A lo largo de la historia hemos construido un concepto del varón y un concepto de la mujer en forma binaria. Es decir, son dos caras de una moneda y, por lo tanto, son complementarios. Hay una única forma asignada de ser varón y otra, de ser mujer”. 

Propuso entonces analizar la sociedad desde la cultura y cuestionar ¿cómo nos han contado que es un varón en las películas, los cuentos y relatos de la historia? “Son varones fuertes, valientes, varones que se enfrentan al mal, que rescatan a todos los otros seres. Esa es la imagen de varón que se ha ido construyendo”. 

Lo que la profesional opinó fue “qué fuerte tener que ser siempre tan potente y el que tiene una respuesta. Además, solo”. 

Garippe buscó resaltar “lo profundo que ha calado este relato” y aseguró que uno resignifica al repetirlo, “pero en el ‘los varones no lloran’ hay un trasfondo enorme en eliminar toda característica que tenga que ver o que se asocie a lo femenino y por eso es tan complicado el binarismo, porque uno se define por no ser el otro”. 

En esa línea, la profesional aseguró que en ese punto “se desata un problemón”, dado que todos los seres humanos tenemos emociones “y definir que hay emociones femeninas y emociones masculinas porque, por ejemplo, a los varones se les alienta a demostrar su valentía, su ahínco. Mientras que a las mujeres que tienen esas características se las mira como que algo raro tienen”.

Al respecto, Ana Garippe sostuvo que “a los varones también se los castiga fuertemente cuando demuestran características que son tomadas como femeninas, como las emociones, la sensibilidad, la empatía”, lo que calificó como “terrible”, dado que los varones, muchas veces, se ven obligados a reprimir u ocultar y eliminar emociones y sentimientos que nos atraviesan a todos.

Sobre este tema, la profesional marcó que “este modelo que se construyó, y para el que hay que hacer esfuerzo en pertenecer, es un hombre heterosexual porque todo aquello asociado a la debilidad tiene que ser femenino” y ejemplificó vinculando cuántas veces hemos escuchado que se tilda de homosexual a un hombre que expresa emociones o es, más bien, sensible.

La Licenciada en Psicología habló de lo que llamó “la vigilancia”, que apunta a que los demás varones están como vigilando por qué el otro está llorando, por qué es débil, “e incluso comienza a haber juegos entre los varones para ver quién se la banca más”.

De ello surge un modelo de varón que se denomina heterocisnormativo, “que tiene que ver con estas características de ser fuerte y poderoso, que no tiene nada que ver con la debilidad, al que sólo le gustan las mujeres y que va a dominar el mundo”. 

Sobre esto, además, vienen emergiendo otras masculinidades -según relató Garippe- y nombró, entre ellas, “varones que empiezan a juntarse y hablar entre ellos de que se han sentido tristes”. 

Sobre eso, destacó que, en Argentina, están floreciendo varios grupos que apuntan a deconstruir esas ideas, bajo el cuestionamiento: “¿esto que me enseñaron que es ser un varón, puedo serlo, es lo que a mí me representa, no hay otra forma de ser varón?”

Consultada sobre cómo contribuir desde el interior del seno familiar, Garippe indicó: “Los mensajes que necesitan recibir los niños en relación a esto, que tienen que ver con la apertura principalmente, son habilitar el sentir emociones sin tildarlas de femeninas o masculinas, no forzar a los niños que no quieren realizar deportes de fuerza”. Ejemplificó diciendo que, si al niño le gusta bailar o pintar, se le habilite ese espacio para que pueda comenzar a expresarse.