09/12/2022RELIGION

Sobre el amor que despierta la Virgen María, entrevista a Fray Carlos Azpiroz Costa

En el Día de la Inmaculada Concepción de María, La Nueva Radio Suárez entrevistó al Arzobispo de Bahía Blanca.

Sobre la significación de la jornada del jueves, dijo que “es una de las fiestas marianas más importantes del año. La de la Inmaculada hoy, y la de la Ascensión en el mes de agosto. Toda fiesta mariana se recuesta en Dios y en Cristo. Son fiestas por la mirada especial de Dios sobre esta mujer, en la que celebramos una predilección”.

Indicó que, a nosotros, “nos cuesta entender que algo esté preservado, preparado, previsto, que algo esté predestinado. Nos cuesta cuando pensamos en las cosas de Dios, pero, por otro lado, en la vida cotidiana vivimos preservando cosas, preparando, previendo, separando cosas que vamos a usar y las que no. Eso, que es cotidiano en nosotros, en Dios, es desde la eternidad. Dios prevé, provee y ve. Es decir, al modo suyo, desde la eternidad”. 

Con esta introducción, Fray Carlos Azpiroz Costa dice que ella –la Virgen- “ha sido preparada, predestinada para ser la madre de Jesucristo. Ese es el sentido. El dogma de la Inmaculada Concepción lo celebramos desde 1854, pero en la piedad de la iglesia tiene muchísimos siglos, desde el Siglo VI, o antes. La consecuencia es también que, así como Dios prevé, también nos prepara para la eternidad. En la Virgen María lo celebramos en la Asunción, cuando es elevada en cuerpo y alma al cielo, que es nuestro destino. Por eso creemos en la resurrección de la carne y en la vida eterna”.

“Dios prepara y predestina, en el más bello sentido de la palabra”, dijo en la entrevista el Arzobispo de Bahía Blanca. “Predestina a la vida eterna, a que vivamos con Él. Por eso, los dos dogmas: de cómo fue preparada y cómo fue destinada finalmente, a vivir en cuerpo y alma en el cielo, que es nuestra suerte final”.

Sobre la gran devoción mariana a través de diferentes movimientos, expresó que “estas cosas se revelan en la historia de todos los pueblos, en apariciones, en devociones. Algunas son heredadas del tiempo de la colonia, otra de situaciones que se han vivido. Algunas devociones surgen a través de las batallas cotidianas. Todo lo que el hombre lucha, lo ofrece a la Virgen. Por ejemplo, en nuestra historia patria, Belgrano ofrece su bastón de mando a la Virgen de la Merced, el día en que fue la batalla de Tucumán en 1812. San Martín que prepara el Ejército de los Andes y la nombra general del Ejército. Es el modo en que nosotros ofrecemos todo lo que nos pasa a Dios, a través de la Virgen”.

Fray Carlos Azpiroz Costa dice que María “es carne de nuestra carne y huesos de nuestros huesos. Es intercesora, puente, mediadora. Las letanías van diciendo eso, que son como piropos a la Virgen”.

Como mensaje a aquellos que están doloridos, enojados, que les cuesta creer, dijo el Arzobispo que “sólo alentarlos a que todo lo que nos pasa –momentos de gozo, momentos luminosos, momentos dolorosos-, todos se los presentemos con esa misma confianza. No con odio, a veces, quizá con rabia, con impotencia. La oración no siempre es serena, lo vimos en el mismo Jesús sufriente –‘¡¿Padre, por qué me has abandonado?!’-, frente a Lázaro que es su amigo y lo llora. Todo lo que nos pasa, todo, el gozo, el dolor, los momentos alegros, mandárselos a Dios, a través de la Virgen. El Señor responderá a su tiempo. No dejar de mirarlo, aun cuando uno la pasa mal”.