16/01/2021RELIGION

El 6 de marzo será ordenado sacerdote Andrés Rodríguez

En el mes de noviembre pasado recibió la orden del Diaconado en la Parroquia San José de Calasanz, en Buenos Aires

La ceremonia, del cercano 6 de marzo, será en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, lo que constituirá todo un acontecimiento religioso para Coronel Suárez, porque se trata de un joven hijo de la ciudad que asumirá este compromiso.

Su formación la hizo con la Orden de los Escolapios (Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías).

En el proceso, que le llevó entre 8 y 9 años, estuvo en diferentes lugares: en Córdoba capital, en un pueblo de Santiago del Estero, en Colombia, al principio en la etapa inicial de discernimiento, y en Buenos Aires. 

Luego de ser ordenado sacerdote irá a Córdoba a cumplir labores como tal, y para estar y acompañar a los novicios, los que recién ingresan al proceso para ser sacerdotes.

“Hay como dos grandes cosas que preparar” dice por este tiempo que queda hasta su consagración, “la más simple, la logística y las cuestiones de la celebración, ver si se va a poder alojar gente aquí, si va a poder venir alguna gente de afuera. En eso mi familia me está ayudando mucho. Después, la otra preparación, que es la más importante, es la personal, la espiritual”.

Claro que “uno no se prepara en dos meses. Es un camino de muchos años y que, llegando a la cumbre, la ordenación sacerdotal es, en cierto sentido, un punto final, pero también es un punto de inicio. Así que estoy también dedicando tiempo a la oración, preparándome para irme de retiro. Hablando con personas que han sido importantes en mi camino, para que me den unas últimas palabras de aliento” expresó Andrés Rodríguez. 

Desde noviembre que tuvo “la gracia de hacer la profesión solemne en la ordenación diaconal, todo este tiempo es un gran tiempo nupcial, un gran tiempo de bodas. Así la gente puede entender mejor cómo se vive. El novio, que está ansioso por las cosas que van a pasar, y también emocionado, ocupándose de la cena, del horario y otras cosas. Ahí el corazón dividido en todas estas cosas”.

Tiene 28 años y dice que lleva unos 9 años de preparación. 

Relata que estuvo dos años en Córdoba, haciendo una experiencia que se llama pre-noviciado. Ahí estudió filosofía, vivía en una comunidad religiosa, tenía actividades con niños, que es lo propio de la Orden de los Escolapios. 

“Teníamos momentos de oración con niños, tenía un grupo de monaguillos en el colegio en el que estaba. Después viví un año entero en Bogotá, Colombia, haciendo el noviciado, que es la experiencia central de la vida religiosa, donde se aprenden las constituciones, muchas cosas de la vida espiritual. Es, también, un tiempo de reconocimiento interior, de los problemas y virtudes personales. Eso fue bueno hacerlo lejos, territorialmente, de mi país y de mi familia, porque me dio mucha soledad y la posibilidad de estar un poco aislado de los lazos. Luego estuve en Buenos Aires. Y, entre medio, estuve un año viviendo en Santiago del Estero”.

Consultado en torno a cómo siente que ha sido este largo proceso, camino al sacerdocio, Andrés Rodríguez dice que “ha sido muy bendecido, y de mucho descubrimiento. Me parece que esa es la palabra. Antes que nada, me descubrí llamado. Estar formándome estos años ha sido ir descubriendo que había sido llamado. No es una cosa pasada, sino que es una cosa actual. Estoy siendo siempre llamado por el Señor, que está vivo y, continuamente, me convoca”.

Expresa que descubrió también talentos personales: “en la comunidad de los Escolapios tuve la oportunidad de aprender cosas nuevas, de desarrollarme también en la música, que es algo muy propio mío. De descubrir muchas riquezas en mi interior, y de ir descubriendo también la otra cara: piedras, tropiezos y vicios, cuestiones de mi personalidad que hay que limar y romper un poquito. En ese sentido, siempre estar muy acompañado, tanto en las virtudes y las bendiciones, cosas luminosas de mí, como estos aspectos más oscuros que hay que limar. Hermanos, compañeros, amigos que estaban ahí, para poner el hombro, darme una mano y ayudarme a seguir. Eso ha sido la experiencia central de mi formación”.

Respecto a sus padres, unas palabras especiales: “siempre me estuvieron apoyando. Incluso, en algún momento, siendo más chico, vine a hablar con ellos, siendo más chico, de 19, 20 años. Como proponiéndoles que la vocación sacerdotal era lo mío. Y yo tenía ganas que me dijeran que no. Quería que me dijeran ‘andá mejor a estudiar’, y, todo lo contrario, me dijeron ‘estamos con vos, te apoyamos’. Yo quería que fueran la alternativa para decir que no y engañarme un poco más a mí mismo, lo que es una cosa recurrente en la vocación. Pero siempre he estado, evidentemente desde mi infancia y desde la educación que he recibido, poniendo a Dios en el centro, como la primera cosa, siendo el sostén de la familia. Y cuando fui creciendo, acompañándome y dándome ánimos”.

El 6 de marzo la ordenación sacerdotal del Diácono Andrés Rodríguez en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.