Antiguas tradiciones y costumbres de los alemanes del Volga: las Rogativas. Por Julio César Melchior
Dentro del amplio calendario de tradiciones religiosas de las localidades fundadas por los alemanes del Volga, la práctica de las Rogativas, conocida en dialecto local como Kreuz Gehen (‘ir a la Cruz’), se destacaba como un evento de profunda significación espiritual y agrícola. Un ritual que se llevaba a cabo a principios de noviembre y que establecía un vínculo sagrado entre la comunidad, sus campos y Dios.
Las Rogativas consistían en una visita solemne, realizada en procesión, a las tres cruces erigidas en puntos estratégicos de los aledaños de la colonia. Estas cruces, enclavadas en los puntos cardinales exteriores, no solo demarcaban los límites de la propiedad comunitaria, sino que, en su conjunto, representaban a la Santísima Trinidad. Eran, en esencia, las guardianas de la fe y los sembrados.
La procesión se celebraba en las tres mañanas consecutivas al Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre), un periodo clave para encomendar los trabajos agrícolas venideros a la intercesión de los santos y los ancestros y agradecer los frutos recibidos durante el año agrícola ya concluido.
La marcha partía desde la iglesia, a las 6 de la mañana, encabezada por el sacerdote, acompañado por los monaguillos y el Schulmeister (sacristán y maestro laico, figura esencial encargada de la educación religiosa y el apoyo litúrgico), portando una cruz, luego le seguían los niños, divididos en dos bandas de varones y niñas, avanzando en rigurosa formación, y finalmente los feligreses, en resumen, toda la familia, cantando y rezando, cerrando la marcha.
El propósito de esta liturgia era doble: celebrar una ceremonia religiosa en gratitud por los dones y las cosechas recibidas durante el año agrícola recién concluido y solicitar fervorosamente que la próxima trilla fuera abundante y que Dios prosiguiera bendiciendo a la comunidad con su gracia.
Al llegar al pie de cada cruz, frente a la imagen de Jesús crucificado, la procesión se detenía. La comunidad se imbuía en un profundo misticismo, cantando y rezando las venerables Letanías de Todos los Santos –una de las oraciones de intercesión más antiguas y solemnes de la Iglesia.
El tema central de la ceremonia era la bendición de los campos: el sacerdote, tras las oraciones y los cantos, procedía a rociar con agua bendita la tierra circundante como signo de consagración, gratitud y ferviente súplica por una buena cosecha. La jornada concluía con el retorno solemne a la parroquia, donde el sacerdote oficiaba la misa final.
En la actualidad, las Rogativas continúan realizándose con profunda devoción en los tres pueblos alemanes del Distrito de Coronel Suárez, así como en muchas otras comunidades fundadas por descendientes de alemanes del Volga en el país. Representan una de las tradiciones más antiguas y constantes, un lazo inquebrantable que nutre y define la identidad religiosa y cultural de sus descendientes, asegurando que la fe de los antepasados siga viva.
El escritor Julio César Melchior ha publicado recientemente "Hilando recuerdos de los alemanes del Volga", una obra en la que rescata las vivencias cotidianas de las antiguas aldeas y colonias de esta comunidad. Para comunicarse con el autor pueden escribir al correo electrónico juliomelchior@hotmail.com o al WhatsApp 2926 461373.
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