19/04/2019INSTITUCIONES

La situación económico-social bajo los ojos de quienes llevan adelante el Centro Comunitario Espíritu Santo.

Cada uno de nosotros sabe lo difícil que está el país. Cada uno lo vive desde su situación personal con mayor o menor dificultad. Sin duda, para todos, con mucha zozobra.

Pero no se trata de uno, de regodearse en las propias dificultades, sino de detenerse a mirar las de otras personas. Y cada vez que sobreviene una crisis un buen punto de mirada es el Centro Comunitario Espíritu Santo, que, desde antes de la terrible crisis del 2000, viene haciendo frente a las necesidades que en muchas familias se van presentando.

Por eso la entrevista con Norma Gaab, a cargo del Centro.

“Nuestro comedor hoy está, la verdad, con cantidad de chicos y con muchas familias a las que les estamos ayudando”, dijo en un contundente principio de entrevista. Y agrega, abonando a esta radiografía: “nosotros tenemos nuevas familias que se han acercado para recibir ayuda, y tenemos en este momento alrededor de 90, 93 chicos. En nuestro comedor hoy (por el jueves) estamos dando el almuerzo, el viernes (por hoy) también, y por supuesto el sábado. Cuando hay feriados agregamos eso. Y también, a veces, estamos dando viandas para la cena”.

¿Es la primera vez que están ayudando más que nunca? La respuesta mereció un simple y contundente “Sí” por parte de Norma Gaab, agregando que “hace un mes y medio de vuelta se sintió fuerte el aumento que hubo, y las familias no llegan. Entonces salieron los colaboradores, hicimos una reunión y todos decidieron abarcar más y buscar nueva gente colaboradora que se acercó. Estamos tratando que las familias puedan tener su cena, su merienda o leche todos los días”.

Desde hace un tiempo la merienda acostumbrada del verano se prolongó en esta temporada de clases. “Nuestro comedor está dando la leche a las tardes, que nunca en el invierno lo hicimos. Siempre empezábamos en la época de los talleres, pero ahora seguimos desde el verano, no se cortó la merienda. Y todos los días, siempre, se le agrega algo, para que esos chicos puedan tener como cena: arroz, verdura, pan, lo que la gente lleva para ellos al Centro Comunitario. Lo que nos lleven se lo damos. Y sino, siempre hay alguien a la mañana que pide alguna cosa, porque no llega a fin de mes. Eso es lo que está sucediendo hoy”.

Y con todo lógica indica que esto que cuenta “no es una cosa que no se haya escuchado; es algo que estamos viviendo en el día a día”.

La comparación con el 2001 es ineludible: “yo en el 2001, no sé, lo viví distinto. La verdad que es muy triste lo que estamos viviendo. Y la gente que colabora lo ve. Hay gente que no llega”.

Alrededor de 20 o 25 chicos toman la leche todos los días. Y hay familias que después de las 17 horas buscan alimentos para la cena. Alrededor de 20 familias o 30: “no todos los días, pero siempre alguien llega con un problema distinto”.

El sábado pasado hubo 78 chicos en el habitual almuerzo. El tope que se llegó a contar “fue 93 chicos que almorzaron un sábado”.

Las situaciones son diversas: gente que no tiene trabajo o que, teniéndolo, no llegan a fin de mes. “Hay chicas que se acercan y nos dicen que no llegan a fin de mes. En la Delegación también los ayudan, pero no les alcanza. Nosotros no queremos que la gente nos cuente su vida. Si se acercan es porque realmente no tienen. Por eso sale la gente a ayudarles y a ver su situación”.

Y agradece a los colaboradores del Centro: “están haciendo un trabajo silencioso, que es digno de ver. Es increíble”.

Frente a esta situación muchas manos solidarias, con identidad o anónimas, que se aúnan para ayudar a quien más lo necesita: “es increíble cómo se ha acercado la gente. Cómo se organizaron para estos días. Para que todos tengan su almuerzo, su postre, sus cosas. Fue increíble la colaboración permanente que viene. Y cómo se organizan para trabajar, tanto jóvenes como gente grande que vienen a ayudar. Se organizan y desinteresadamente, sin que nadie se entere, sin ninguna foto, ni nada”.

Hay chicos del San José, del Estrada, grupos de las parroquias, jóvenes y sus padres, que a las 9 de la mañana de cada sábado ya están realizando actividades con los chicos: juegos, actividades artísticas.

“Los días jueves Daiana Frittayón está dando un curso para cocineritas sobre comida saludable, a las 15 horas. La semana pasada hicieron tartas y se las pudieron llevar a su casa”.

¿Qué necesita el Centro Comunitario? Todo lo que hace falta en una casa, para la alimentación familiar, es lo que a la entidad le vendrá muy bien. A veces la despensa está vacía, pero “no sé cómo la Divina Providencia nos hace que llegue a las familias las cosas que necesitan o la gente viene directamente y les ayuda”.