15/04/2019ESPECTACULOS

Francisco Schilereff dio el gran salto desde Suárez a Nueva York

Tiene 19 años y clasificó para la final del Youth America Grand Prix, el concurso de danza clásica y contemporánea para estudiantes más grande del mundo.

Desde muy pequeño, bailar fue la pasión del suarense Francisco Schilereff, quien hoy está viviendo su sueño y una gran oportunidad en Nueva York, al llegar a la final del Youth America Grand Prix (YAGP) el concurso de danza clásica y contemporánea para estudiantes más grande del mundo.

Cuando su papá, Roberto, lo llevaba a la cancha para que jugara al fútbol, en vez de concentrarse en el juego, el niño se frenaba a escuchar la música que sonaba en los parlantes.

Sus inquietudes, sus sueños, sus intereses estaban cerca de los pies, pero muy lejos de la pelota.

Sus padres lo advirtieron y decidieron apoyarlo incondicionalmente. Le dieron el sostén económico y emocional necesario para pulir su talento y destacarse en lo que ama. Y Francisco lo supo valorar y aprovechar.

Ellos nunca aflojaron, están ahí para “bancarlo” en todo. ¿Eso le dará fuerzas a la hora de no renunciar a un sueño tan sacrificado como hermoso?

Porque no todo son rosas en el camino de la danza: la distancia es grande, hay lesiones, frustraciones, renuncias, mucho esfuerzo físico y una gran disciplina.

Sin embargo, el sueño sigue ahí, en puntas de pie, como Francisco.

Su carrera

Antes de cumplir los 12 años Francisco tomó clases en la escuela de Julio Bocca y el coreógrafo Ricky Pashkus.

"Un día le pedí a Ricky un consejo y me dijo que Francisco era muy chico, tenía que estar con la familia y estudiar danza clásica, que es la raíz de todo.

"Me dijo: si aprende danza clásica, es capaz de bailar cualquier cosa. Si se la aguanta tiene vocación", añadió.

De regreso a Suárez, sus padres lo anotaron para que tomara clases con Laura Burggi en Pigüé.

Viajaba todas las tardes, practicaba cuatro horas y volvía de noche.

"Empezó a formarse para los concursos y a ganarlos siempre ¡No lo podíamos creer!", narró.

El siempre dijo que quería ser bailarín clásico.

"En casa estaba siempre bailando o estirando el pie en el comedor, aunque no hubiera música" comentó Roberto Schilereff.

Algunas veces, debió soportar burlas por su elección, pero sus padres estuvieron ahí para ayudarlo.

"Le decíamos: cuando los chicos te carguen, vos contestales: 'Yo puedo jugar al fútbol como ustedes ¿ustedes pueden bailar como yo?", recordó el papá.

A partir de los 15 años, su crecimiento fue imparable.

El concurso Danzamérica, que se realiza cada año en Córdoba, fue su plataforma de lanzamiento. Allí ganó varias becas para perfeccionarse.

Estuvo dos veces en Barcelona, una en Francia y tres en Brasil. Desde hace tres años recibe formación en el Cary Ballet de Carolina del Norte, con beca completa. Su profesora es la destacada venezolana María Elena Ruiz. Allí se preparó durante todo el año pasado.

Tropezón no es caída

Poco antes de competir para clasificar para el YAGP de Nueva York se lesionó. Se fisuró dos dedos del pie.

"Lloraba. Decía 'ustedes están gastando plata y yo no puedo hacer nada'. Y nosotros, lejos. Te querías morir", dijo el papá.

Volvió a Argentina y en enero, ya recuperado, retornó a EE.UU y volvió a presentarse para clasificar para la YAGP. Clasificó como Solista, en Ensamble (baile grupal) y en Pas de Deux (paso de a dos). La YAGP es una vidriera para los mejores ballets del mundo, quienes van a buscar bailarines ahí.

"El primer torneo fue en febrero, en Denver, Colorado y clasificó para las finales de Nueva York. Luego viajó a Florida y ganó cuatro becas. Salió cuarto en Senior Clásico y Senior Contemporáneo y logró ofertas laborales para el Sarasota Ballet, el Orlando Ballet y The Joffrey Ballet.

"Siempre lo apoyamos con mucho sacrificio"

Familia de fierro. Su mamá, María Delia Hirsfeld, trabaja en un Centro de Día y por la noche cuida a una abuela. El papá es empleado municipal y trabaja en su casa como carpintero. Tienen tres hijos: Martina, Malena y Francisco, el más chico.

Poca ayuda. "Todos me decían “es un genio”, pero me cansé de golpear puertas. La profesora Laura Burggi le dio beca completa. En la actualidad, su papá gestiona la renovación de una beca en el Municipio.

Como persona. “Francisco es una barbaridad. En casa lo tenemos como un chico inquieto y cargoso -dice su papá entre risas- ¡Es denso! Es muy perfeccionista; pero la gente con la que vive nos dice que es educado, buena persona y se pone triste cuando a alguien le pasa algo feo.
Estamos muy orgullosos", dijo.

Esfuerzo. Francisco aprovechó cada oportunidad, tanto las becas de verano como las de estudio, para pulir su estilo y su técnica con profesores de todo el mundo. Y va por más.

Fuente: La Nueva.