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13/11/2019 • CIUDAD
El Centro Comunitario Espíritu Santo cumple 20 años en Pueblo Santa Trinidad.
Este jueves, en su Capilla, oficiarán a las 19 horas una misa en acción de gracias.
Convocando a la solidaridad, provocando que salga a la luz lo mejor de las personas, alumbrando los mejores gestos de la gente al dar lugar a la empatía, al ponerse en la piel de quienes necesitan apoyo. Así es como se han transitado estos 20 años del Centro Comunitario Espíritu Santo.
Norma Gaab, su administradora, se refirió a esta fecha.
“Esta semana, el 14, es un nuevo aniversario. Lo hacemos ese día porque quedó en esa fecha terminada toda la obra. Cuando empezamos es mucho antes la fecha, pero la organización del almuerzo fue el día 4, después terminamos la otra cocinita el día 14”.
Mirando para atrás dice que ve “¡mucho, muchísimas cosas! Es increíble este caminar que hemos hecho. En el comienzo con Susana, con Ana, y así fuimos cambiando, con gente nueva. Siempre vemos caras nuevas. Pero es un caminar que lo hemos podido hacer muy bien, tal cual como el Padre Carlos lo quería”.
Nunca mermó la necesidad de ayuda: “nunca, nunca”, responde Norma, y agrega: “hemos mermado hace unos años atrás, pero al principio de este año volvió a repuntar, de vuelta la misma cantidad de gente que hemos tenido antes. Hoy nuestro comedor cuenta con 95 chicos, todos los sábados y días de semana, estamos dando leche y ayudas a familia. También tienen los talleres todos los días. Ahora las chicas que atendían esos talleres han dejado un poco, porque están rindiendo, son alumnos de los Institutos N° 160 y N° 48. Ahora empiezan otras cosas, otros talleres. Ya viene el tiempo del calor y vamos a ver qué pasa este año”.
Esta trabajadora mujer dice que nunca le ganó la desesperación, a pesar que avanzaba la semana hacia el sábado –día de almuerzo para los chicos- y la despensa estaba vacía: “yo tengo mucha fe y les digo a todos que la Divina Providencia resolverá esto. Llegado el momento siempre aparecen manos solidarias, y ¡listo, se terminó el problema! Siempre hay alguien, siempre hay un angelito que viene por ahí y trae lo que justo estábamos esperando”.
Agrega que “es increíble la gente nueva que está viniendo, que se entera de nuestro lugar”.
Cuando se fue de Coronel Suárez, porque ya se jubilaba como Sacerdote y se dirigía a la casa de retiros de Rafael Calzada, el Padre Carlitos Amuchástegui, que fue el creador de la Capilla en Santa Trinidad y luego el Centro Comunitario, le dijo a Norma que quería que esa obra que habían construido juntos no se terminara, que continuara en el tiempo.
“Me acuerdo, hace 20 años atrás, el día que el Padre Carlitos fue a mi casa y me dijo que lo había mandado una familia, que yo era la persona.
Llevo muy presente que me decía que cuanto más hablara la gente más yo podía salir adelante. Hay gente que te va a criticar, me decía, pero vos seguí, que esto va a ser una misión. La misión la estoy haciendo, creo que trato de hacerla mejor. Con lo que hablamos el último día antes de irse trato de mantenerlo lo mejor posible. Cuando se fue a Rafael Calzada yo le prometí que iba a mantener el Centro, de lo que más podía y llegara hasta donde más pueda yo. Pero se ve que va a llegar mucho el Centro, porque hoy en día tenemos gente joven, gente nueva, que viene todos los días a colaborar. Así que el Centro Comunitario va a ser lo que el Padre siempre soñó y va a seguir. Va a haber un día que el comedor no tenga que funcionar, y funcionen muchos talleres y cosas diferentes, para los chicos”, recuerda con emoción Norma Gaab.
Norma Gaab, su administradora, se refirió a esta fecha.
“Esta semana, el 14, es un nuevo aniversario. Lo hacemos ese día porque quedó en esa fecha terminada toda la obra. Cuando empezamos es mucho antes la fecha, pero la organización del almuerzo fue el día 4, después terminamos la otra cocinita el día 14”.
Mirando para atrás dice que ve “¡mucho, muchísimas cosas! Es increíble este caminar que hemos hecho. En el comienzo con Susana, con Ana, y así fuimos cambiando, con gente nueva. Siempre vemos caras nuevas. Pero es un caminar que lo hemos podido hacer muy bien, tal cual como el Padre Carlos lo quería”.
Nunca mermó la necesidad de ayuda: “nunca, nunca”, responde Norma, y agrega: “hemos mermado hace unos años atrás, pero al principio de este año volvió a repuntar, de vuelta la misma cantidad de gente que hemos tenido antes. Hoy nuestro comedor cuenta con 95 chicos, todos los sábados y días de semana, estamos dando leche y ayudas a familia. También tienen los talleres todos los días. Ahora las chicas que atendían esos talleres han dejado un poco, porque están rindiendo, son alumnos de los Institutos N° 160 y N° 48. Ahora empiezan otras cosas, otros talleres. Ya viene el tiempo del calor y vamos a ver qué pasa este año”.
Esta trabajadora mujer dice que nunca le ganó la desesperación, a pesar que avanzaba la semana hacia el sábado –día de almuerzo para los chicos- y la despensa estaba vacía: “yo tengo mucha fe y les digo a todos que la Divina Providencia resolverá esto. Llegado el momento siempre aparecen manos solidarias, y ¡listo, se terminó el problema! Siempre hay alguien, siempre hay un angelito que viene por ahí y trae lo que justo estábamos esperando”.
Agrega que “es increíble la gente nueva que está viniendo, que se entera de nuestro lugar”.
Cuando se fue de Coronel Suárez, porque ya se jubilaba como Sacerdote y se dirigía a la casa de retiros de Rafael Calzada, el Padre Carlitos Amuchástegui, que fue el creador de la Capilla en Santa Trinidad y luego el Centro Comunitario, le dijo a Norma que quería que esa obra que habían construido juntos no se terminara, que continuara en el tiempo.
“Me acuerdo, hace 20 años atrás, el día que el Padre Carlitos fue a mi casa y me dijo que lo había mandado una familia, que yo era la persona.
Llevo muy presente que me decía que cuanto más hablara la gente más yo podía salir adelante. Hay gente que te va a criticar, me decía, pero vos seguí, que esto va a ser una misión. La misión la estoy haciendo, creo que trato de hacerla mejor. Con lo que hablamos el último día antes de irse trato de mantenerlo lo mejor posible. Cuando se fue a Rafael Calzada yo le prometí que iba a mantener el Centro, de lo que más podía y llegara hasta donde más pueda yo. Pero se ve que va a llegar mucho el Centro, porque hoy en día tenemos gente joven, gente nueva, que viene todos los días a colaborar. Así que el Centro Comunitario va a ser lo que el Padre siempre soñó y va a seguir. Va a haber un día que el comedor no tenga que funcionar, y funcionen muchos talleres y cosas diferentes, para los chicos”, recuerda con emoción Norma Gaab.
