20/04/2017TRADICIONES

Conmemoración del Día de los Pueblos Originarios de América.

Se contó con la presencia de dos descendientes mapuches. Organizado por la Agrupación Milla Cura en el Vivero Municipal.

En la mañana del miércoles tuvo lugar una ceremonia en el Vivero Municipal, es decir en un entorno rodeado por naturaleza, entre los árboles, arbustos y la rivera del arroyo Sauce Corto.

La misma fue organizada por la agrupación Milla Cura y contó con la presencia especial de Jorgelina y Julio, dos descendientes del pueblo mapuche que viven en Sierra de la Ventana.

La ceremonia, que no pudo ser filmada ni tomarse fotografías –en ningún lugar los mapuches permiten esto-, luego fue explicada por quienes la llevaron a cabo.

Al término de la misma se pudo realizar una entrevista donde expusieron el sentido del acto que tuvo lugar y hablaron fundamentalmente de la lucha de los pueblos originarios porque se les reconozcan sus derechos.

“Soy nacida en la comunidad de Micalchao, en la línea sur. Vivo en Sierra de la Ventana y nos han invitado en este día especial para los pueblos originarios de América. Hoy se conmemora lo que sucedió en 1940, cuando se hizo el primer congreso de pueblos originarios para poder reclamar en cuanto a todo tipo de derechos”, dijo Jorgelina Cárdenas Millapi al principio de la entrevista, luego de la presentación de Darío Gómez, a cargo de Milla Cura.

Informó que en 1945 se instala en Argentina lo que dispuso aquel congreso. Y en 1994, “cuando se hace la reforma de la Constitución, en el artículo 75, inciso 17, se reconoce a los pueblos originarios supuestamente con todos los derechos que deberíamos tener. Lamentablemente seguimos en la misma lucha. Han pasado quinientos y pico de años y seguimos exactamente igual. Por más que la gente vea que estamos. En realidad siempre estuvimos. El hecho es reconocer, poder tener los derechos que muchas veces tienen otros pueblos”.

Entre los derechos por los que reclaman, Jorgelina explicó que “primero y principal el derecho territorial. Es fundamental. El originario si no tiene territorio no tiene identidad. También la identidad, nosotros somos papás de Antú Nehuen de 14 años, y de Mahún Quillen, de 12, que es la nena. Con Antú estuvimos un año sin DNI y con Mahún estuvimos un año y medio para que nos dieran el DNI. No nos daban el documento porque no nos aceptan nuestros nombres y nuestros apellidos”.

“La Academia de Letras exige que se tenga un nombre en castellano. Es decir la nena, cuyo nombre significa ‘lluvia de luna’, tendría que llamarse María, Verónica o cualquier otro nombre en castellano. Sutilmente la Directora del Registro Civil de Bahía Blanca me dice que los nombres son ‘demasiado originarios’ como para poder inscribirlos. Ese es uno de los tantos derechos. Otro el que como mujeres originarias reclamamos, que es el de parir de la forma que siempre lo ha sido para nuestros pueblos, para las culturas originarias, cada uno tiene su forma, no son tan distintas. Hoy, siendo un día tan importante para nosotros, nuestros hijos tuvieron que ir a la escuela, porque si no les corre una falta. Es decir, estamos en la Constitución, de ahí a que se nos reconozca estamos muy lejos”.

Más adelante Jorgelina explicó los diferentes elementos que componían su atuendo, dando una explicación breve del significado de cada una de las prendas, los adornos y los instrumentos que se utilizaron en la ceremonia.

Agregó que “yo siempre digo, ¿nosotros éramos los bárbaros? Todavía está instalado eso, lamentablemente. No hay mucha gente con la mente abierta para poder llegar a entender que no era como se dijo, que no había un desierto. Nunca hubo un desierto, siempre hubo gente. Yo soy de la comunidad de Maquinchao; pero mi familia es de la parte de Azul, de Sierra de la Ventana. ¿Qué fue lo que pasó? Nos fueron corriendo, dejándonos en un lugar inhóspito. Es muy difícil la vida, donde yo nací hace 23 grados bajo cero, con un metro o metro y medio de nieve, donde no hay forestación, no hay para sacar leña. ¿Las mejores tierras donde están? Hoy por hoy las tiene el sojero, nos lamentamos de lo que está pasando, decimos la naturaleza está loca. No, los que estamos locos somos nosotros, los seres humanos, que nos creemos que somos superiores a todo. Nosotros no somos dueños de, pertenecemos a, somos un ente más, tan valioso como al agua, la tierra, el viento, la planta. Compartimos”.

A su turno Julio comentó que “Darío (Gómez) dijo que hoy la ceremonia estaba muy limitada al factor climático. Yo quiero explicarles algo: ¿no salió el sol? No se abrió el cielo y se puso lindo, por mera casualidad. Nosotros, como pueblo, como cultura, tomamos al clima y a las fuerzas naturales como parte nuestra. No somos superiores a un árbol, a la lluvia, al agua, a la tierra. Si hubiese llovido hacemos la ceremonia igual. La lluvia es parte nuestra; hay que pensar que uno es parte del clima. Si nos sometemos a un factor cualquier excusa es buena para no hacer lo que tenemos que hacer. La ceremonia se hace en determinado momento, cuando corresponde”.

Agregó que “como pueblo originario agradecemos que nos presten su oído, que estén presentes, que nos hagan esta nota. Es una forma de difundir la cultura. Tenemos una vida como cualquiera, yo trabajo, hago las cosas en mi casa, ella (por Jorgelina) tiene sus ocupaciones, los chicos nuestros van a la escuela. No es que somos extraordinarios, somos una persona igual que cualquiera. Como en nuestra cultura se aceptó hace 500 años que vinieran del otro lado, y los recibimos con los brazos abiertos, y no bajaron con todas las buenas intenciones, seguimos con los brazos abiertos, esperando. Nosotros abrimos las puertas de nuestra casa para que la gente, no importa si es originaria o no, venga y charle con nosotros. La cultura está viva. No estamos en el Manual Estrada o en el Kapelusz, o en el diccionario de la lengua castellana. Estamos acá, estamos vivos, hablando con ustedes. Hoy todavía hay cultura mapuche viva y la va a seguir habiendo”.