21/04/2018RELIGION

El Colegio Fasta San José celebró la vida del Niño por Nacer.

En una emotiva celebración presidida por el Diácono Diego Areán, se bendijo a mujeres embarazadas consagrándolas a la Virgen María, reafirmando el derecho a la vida por encima de cualquier otro.

En tiempos donde en el Congreso de la Nación se debate y cuestiona derechos fundamentales para cualquier ciudadano, como es el derecho a la vida, el Colegio Fasta San José, como comunidad eclesial, celebró la vida y el derecho de los niños por nacer.

Por tal motivo, madres de la comunidad se reunieron en la Capilla del Fasta y en una emotiva celebración, encabezada por el Diácono Diego Areán, las mujeres se consagraron de una manera muy especial, poniendo en manos de la Virgen María a sus niños por nacer, para que los acompañe y asista durante el embarazo.

Con lágrimas en los ojos las mujeres se acercaron al altar donde recibieron la bendición, para luego consagrarse a la Virgen María.

“El milagro más grande e importante de la vida es el nacimiento y eso nadie lo puede negar”, afirmó el Diácono Diego Areán.

“Los que ya han sido padres saben que un hijo nos trae muchas bendiciones, un hijo nos enseña mucho, nos expone a crecer, nos saca del centro, nos lleva a los lugares más impensados; en definitiva, un hijo nos marca de tal manera que existe un antes y un después”, reflexionó ante las miradas emocionadas de las madres y padres presentes, quienes acariciaban sus vientres con paz y felicidad.

“De igual modo le pasó a María, que según nos cuenta el Evangelio era una muchacha joven al momento de la anunciación, ella no fue la misma después de convertirse en la madre de Jesús, la humanidad cambió con su maternidad. Porque la maternidad nos hace distintos, ni el matrimonio, podríamos llegar a decir en un extremo, nos cambia de tal manera como lo hace la maternidad y paternidad”, aseguró.

“Si hay algo que puede ser bien expreso de la intervención de Dios en la vida del hombre es la maternidad, quién puede negar que no hay milagro, quién puede decir que la vida que se gesta en esos vientres no es el milagro más sublime de la creación”.

“Por eso celebramos la mayor intervención de Dios que hace en la vida de los hombres, en donde las madres son las grandes protagonistas, en esas vidas que se están gestando, que crecen en sus vientres, por eso le pedimos al Señor que los cuide, que los potencie y que traiga la luz de Jesús que en estos días nos está faltando”, señaló.

“La maternidad y la paternidad no quita contratiempos, pero sabemos que es un contratiempo que está de la mano de la vida plena de la creación, las madres son partícipes de esta maternidad que vivió María, son partícipes de poder gestar vida y milagro de Dios en sus vidas y eso celebramos en comunidad”.

“Le pedimos a Dios que siga gestando vida y milagro entre nosotros, por eso qué mejor que ponernos en las manos de María que fue madre también y que vivió los mismos miedos que están viviendo todas ustedes”, reflexionó el Diácono Diego Areán, quien también es Rector del Nivel Secundario del Colegio Fasta San José.

Tras la oración comunitaria, se invitó a las madres embarazadas a pasar frente al altar donde el Diácono, en nombre de Dios, impuso sus manos en el vientre de cada una de ellas y bendijo a los niños por nacer, en un momento que colmó de emoción a las mujeres presentes.

Luego, frente a la imagen de María Inmaculada, rezaron en comunión la oración a “Nuestra Señora de la Dulce Espera”.