11/06/2018RELIGION

Después de 30 años el Sagrado Corazón recorrió las calles de Villa Belgrano.

Fiestas Patronales en la Capilla del barrio. El Párroco Alejandro Guidobaldi y el diacono Alberto Segui presidieron la conmemoración religiosa.

Después de una semana donde se rezó el Santo Rosario en honor al Sagrado Corazón, el sábado pasado se inició una procesión portando al Sagrado Corazón quien recorrió las calles del barrio llevando la bendición y la solemnidad del Patrono.

El grupo de trabajo invitó muy especialmente a los vecinos a sumarse a la propuesta religiosa y encontró eco en los fieles que partieron desde la Capilla acompañando a la imagen del Sagrado Corazón, haciendo un alto en aquellos domicilios donde sus habitantes aguardaban el paso del Sagrado Corazón con un altar para venerar su significado para concluir con la santa misa coronando las Fiestas Patronales acompañados por el Párroco Alejandro y el diacono Alberto.

Se agradeció la participación de todos, vecinos, muchos chicos se compartió finalmente un chocolate con tortas y se renovaron las promesas para seguir trabajando a través de las ferias comunitarias que permiten estar cerca de aquellas familias que más necesidades tienen, como así aportar al sostenimiento de la hermosa Capilla y rezando los unos con los otros con lo cual fue un día de fiesta y alegría que realmente lleno el corazón a todos quienes compartieron esta Fiesta Patronal.

Dieron gracias a Dios por esta posibilidad de recorrer las principales arterias de Villa Belgrano con la imagen del Sagrado Corazón recordando que la devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo. La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.

El 16 de junio de 1675 se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz. Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor." Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón. La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.