20/03/2018HISTORIA

Monseñor Alejandro Schell.

Vivió en Pueblo San José y desarrolló hasta su muerte una increíble y extensa labora pastoral en Lomas de Zamora. Se pretende declarar la casa donde vivió como sitio histórico y la designación de una calle con su nombre como digno homenaje póstumo.

En estos días dos profesionales muy conceptuados, provenientes de Lomas de Zamora, estuvieron recorriendo la ciudad, los Pueblos Alemanes y particularmente San José, entrevistándose con gente de la localidad, entre ellos funcionarios.

Se trata de Mario Oscar Tusiani, Profesor y Licenciado en Higiene y Seguridad en el Trabajo, quien fuera Rector, por 40 años, de una de las instituciones educativas creadas por Monseñor Schell; y de su esposa, María Palmira Ciattino, Profesora y Lic. en Historia, actualmente Rectora del Instituto Tecnológico San Bonifacio, de la misma ciudad.

A la pregunta qué los trae a Coronel Suárez, responden: “por un criterio de justicia, y porque realmente creemos que la gratitud es una virtud poco practicada. En este caso, queremos dar un poco vuelta esa situación”.

Los trae el poner en evidencia la acción pastoral, a favor de los más humildes, con plena convicción en la tarea de los laicos y en que la educación abre el camino de la superación, de Monseñor Alejandro Schell, quien fuera Obispo de Lomas de Zamora.

“Su niñez, y su primera juventud, la vivió acá, en la Colonia 2, en Pueblo San José. Queremos reivindicar su figura, que no quede en el anonimato, como un ser que ya pasó, como hoy se suele decir”, explican.

“Queremos distinguir a quien fue un hombre de condiciones excepcionales, extraordinarias, y que realmente nosotros lo hemos considerado como un ser fuera de lo común”.

Ambos escribieron un libro, “Alejandro Schell, el evangelizador de Lomas de Zamora. De cura párroco a padre conciliar”. Es el primer tomo de una biografía ilustrada, con varias fotos, algunas de las cuales pertenecen a su casa paterna en Pueblo San José.

A este respecto, los dos autores del libro cuentan que “Monseñor Alejandro nació en Prusia, en Alemania. A los 3 años vino con sus padres a vivir a Pueblo San José. Transcurrió su infancia, estudió en San Miguel y en San José Obrero y luego fue al seminario de Devoto. Cuando es ordenado sacerdote su primera misa la oficia en la Iglesia San José Obrero, en Pueblo San José. Incluso en la Iglesia figura él y todos los sacerdotes que dio el pueblo a la Iglesia Católica”, informa María Palmira Ciattino.

Suma a estos dichos Mario Oscar Tusiani que “lo que ocurre con estas personas que han sido muy humildes –si hay una virtud para destacar en Monseñor Alejandro Schell es su humildad- y, evidentemente, en esa humildad, a veces quedan disipados o desconocidos. Nuestra intención es valorarlo y que se lo considere. Pretendemos que en algún momento se le abra una causa de beatificación y que en algún momento se le haga honor a su nombre y a su trayectoria”.

Cuentan que Monseñor Alejandro “se ocupó mucho de la parte social; hizo obras sociales de todo tipo: hogares para niños, para ancianos y le dio a la educación un privilegio fundamental, con dos instituciones señeras y episcopales en Lomas de Zamora: los Institutos Sáenz y el Instituto Tecnológico San Bonifacio. Yo fui el Rector fundador del San Bonifacio, lo dirigí 40 años, de manera que con él fui a Alemania a ver las instituciones que nos ayudaban. Con él todo fue muy particular y significativo”.

“Fue nombrado Obispo Coadjutor en 1957 en Lomas de Zamora y cuando se retira el primer Obispo, porque se enfermó, él pasó a ser el Obispo titular. Fue Obispo hasta el año 1972. Fueron muchos años. Él es quien va a poner en práctica todas las disposiciones del Concilio Vaticano II. Tenía una profunda admiración por Juan XXIII y por Pablo VI. Su misión, de extender el reino de Dios, lo hacía concreto en su relación con la gente. Se preocupaba mucho de los pequeños que estaban huérfanos o que no tenían dónde vivir, de los ancianos y sobre todo de los más humildes. En sus homilías, y en sus cartas, vemos los reclamos que Monseñor Schell hacía para ellos. Quería que el reino de Dios se viviera a través del amor al prójimo”.

Gestionan ante las autoridades para que una calle de Coronel Suárez o de Pueblo San José lleve el nombre de Monseñor Alejandro Schell, y que lo que fuera su casa paterna, a dos cuadras de la Iglesia, tenga una placa de referencia o sea declarada Sitio Histórico.