21/04/2018CULTURA

María Pichot:

“El parto no es una enfermedad. Entonces, si la salud pública se va a ocupar de ayudar a la población a estar cuidada, no por eso debe intervenir como se interviene hoy en día, en el 40, 70, 90% de los casos de las mujeres sanas”.

Es miembro de la Asociación Dando a Luz, feminista, militante contra la violencia obstétrica desde el arte y el trabajo corporal. Es autora del libro “El recetario completo de la violencia obstétrica”.

En conferencia de prensa, que se llevó a cabo en la sede de Isidoro Espacio de Arte, estas fueron algunos de sus interesantes aportes y reflexiones.

“El parto debería ser digno y respetado. Todas las mujeres somos diferentes. Lo que podemos reconocer es que en esas diferencias tenemos derecho a buscar nuestra satisfacción, en la vida cotidiana, en todas las acciones que emprendemos”.

“El parto es un momento fundante en la vida sexual, familiar, humana, de las personas. Es un momento tan importante que no puede quedar al margen de la importancia de los hechos de la vida. Lo que traigo a las mujeres, después de 35 años de trabajo y en 15 años de pertenecer a la Asociación Dando a Luz, es la posibilidad de revisar la manera en que puedan parir. Que sea satisfactoria, donde ellas puedan ser protagonistas de su propio hábito”.

Una estadística: “de cien mujeres sanas sólo quince podrían recibir algún tipo de asistencia médica o intervención. Esto dicho por la Organización Mundial de la Salud. La OMS en el año ´85 abrió con un concepto revelador para el mundo en ese momento: el parto no es una enfermedad. Entonces, si la salud pública se va a ocupar de ayudar a la población a estar cuidada, no por eso debe intervenir como se interviene hoy en día, en el 40, 70, 90% de los casos de las mujeres sanas. O sea, se invierten las cifras: de 15 que deberían ser intervenidas, cada 100 mujeres sanas, resulta que 15 no son intervenidas”.

Insistió en que se trata de “respeto y humanidad en el parto. Cuando no hay respeto y dignidad hay violencia, maltrato. ¿Cómo se descubre la violencia o el maltrato? Hay mucho silencio alrededor de esto, porque a nadie le gusta reconocer que fue maltratada en un momento donde el sistema se supone que nos cuida. Pero muchas mujeres, en esos altos porcentajes, atraviesan el nacimiento del hijo o de la hija con una amargura, con una insatisfacción, con una sensación de haber pasado el momento, de haber sido inadecuadas. Y muchas, lo que es peor, creen que hicieron mal las cosas”.

Se preguntó Maria Pichot, “¿cómo se puede empezar una crianza, u momento de tanto compromiso en la vida, con la sensación que hicimos todo mal y que somos prácticamente indignas, y que hemos pasado por momentos que queremos olvidar? ¿Cómo podemos empezar una crianza, cuando en esos momentos, si tenemos la confianza con alguien de hablar –madre, pareja, amiga- nos va a querer calmar y decir ‘no, no pasó nada’? Ese silencio también es violatorio. Yo, desde mi posición y ya en la opinión pública desde hace unos años, que avala que las mujeres hablemos de nuestras cosas, vengo a trabajar la posibilidad de mostrar un camino. Si lo quieren transitar ese camino existe. Es el de la conquista de la conciencia. No hay posibilidad que lo otorgue nadie, lo tiene que generar cada una, con su deseo. Se trata de conocer quién soy y queriendo para mí lo mejor”.
Más adelante se refirió a las razones para que se hayan multiplicado en forma exponencial las cesáreas, las que se han transformado en un negocio.

“Un parto fisiológico, donde los tiempos del cuerpo son equiparables a los tiempos que toma quedarse dormida, digerir, etc., puede durar entre 15 y 20 horas. Pero no en un grito de dolor. Es un trabajo que hay que estar ahí, con una persona que observe, que vea cómo están las contracciones. El parto humano no es un parto de una gatita. Es un parto que hay que cuidarlo. ¿Por qué es un negocio la cesárea?
Porque en esas quince horas hay un honorario, y la cesárea se resuelve en una hora, y el mismo honorario, dividido en quince horas, da mucho menos. El sistema de salud en privado, pre pagas y obras sociales es a cama caliente, porque tiene que facturar. Y haciendo muchas cesáreas se factura más, aunque las cobren igual. Yo hablo de la cesárea innecesaria, porque lo que quiero dejar en claro es que todas las intervenciones médicas son respetables en sí mismas cuando se aplican a una patología. La inducción al parto, la episiotomía, los fórceps, el estar acostada, la cesárea, pueden salvar situaciones.

Ahora, ¿qué pasa que se fue para el otro lado? Como controlan un parto que no progresa, también controlan uno para que progrese más rápido. Y los recursos médicos que nos salvan la vida son los mismos que van a interferir en un proceso fisiológico que nos queda tan atravesado en la vida. Lo que pasa es que toda esta práctica médica está naturalizada”.

En el país está en vigencia la Ley 25929 que se refiere a la violencia obstétrica. “¿Tiene que haber una ley que establece los derechos de una mujer a ser atendida de manera respetuosa en su propio parto? ¡Es increíble que tenga que haber una ley para tratar bien a una persona en parto!”.