25/05/2017CIUDAD

Como se pide. Una tarde de domingo diferente…

Por Julio Zaballa.

El domingo por la tarde tomé la decisión de ir a visitar nuestro Museo Polifacético, adjunto a la Biblioteca Parlante y lo que será la herrería museo que funciona en calle Harriott (Villegas) y Moreno, y me llevé una muy grata sorpresa, similar a la que disfruté cuando visite el de Buby y Haydee Klein.

Claro debo aclarar que tengo vividos 74 años en esta ciudad y mucho de lo allí exhibido con atesorado cuidado fue parte integrante de mi vida.

El umbral del Hotel Roma lo he traspuesto cuando llevaba en alguna ocasión la factura de la luz. El umbral del viejo Colegio Nacional en calle Alsina que también pisé tanto para ingresar por nuestra hija Silvia, como para asistir a las reuniones de la Cooperadora convocada por el Dr. Julio Cesar Lovecchio.

La salivadera de la sala de espera del Ferrocarril era para mi niñez un objeto raro y por momentos repulsivo. Radios que me recuerdan a la Zenit que papá Gregorio y mamá Elsa tenían encendida todo el día y se escuchaban tangos y novelas, como en mi caso Tarzán de la Selva y su compañero Tarzanito, este último protagonizado por Oscar Rovito, que en la actualidad tengo el gusto que compartamos el grupo de Facebook.

Máquinas de escribir y calculadoras que usara en el sindicato y en la empresa forman parte de un conjunto de elementos de este tipo que iluminan la memoria con destellos de colores y sonidos que estaban archivados en mi mente. Relojes similares a los vistos en casa de mis abuelos o en mi propia casa hablan de lo que era nuestra vida sin tanta tecnología.

El reloj Francés que indicaba la hora para los pasajeros en la Estación Mitre que visité con mis doce años cuando concurría a buscar el paquete con los ejemplares de La Nueva Provincia y distribuirlos en los kioscos por encargo de mi tío Eduardo Zaballa. O también buscar con 14 años la levadura de cerveza por encargo de Don Luis Guisiglieri y distribuirla luego en bicicleta en las panaderías locales.

El primer ejemplar del Diario Clarín y muchos otros libros forman parte de ese archivo disponible para curiosos o inquietos en reavivar recuerdos.

El sillón de la Peluquería Menrath atendida hasta no hace mucho por un correcto José, sillón donde se posó mi padre Gregorio, al que yo de niño acompañaba y me sentaba a hojear revistas y escuchar los comentarios de los mayores.

Fotos antiguas que recuerdan edificios hoy suplantados por la modernidad, pero que no dejan de alterar hermosamente nuestra mente, reviviendo recuerdos.

Rubén Kopelson ofició de guía instruido en la historia y procedencia de cada cosa que mostraba, elementos muchos de los cuales había tocado con su artesanal mano renovadora dándole actualidad y belleza visual a lo que ofrece el museo.

Una tarde de domingo enriquecedora.

Julio Zaballa - DNI 5.492.952