23/06/2017CIUDAD

Como se pide. Por Norberto Dukuen.

Para toda la gente de Boca en su 75º aniversario.

En primer lugar quiero felicitar y agradecerles a todos y a cada uno de los que han hecho posible esta hermosa realidad que hoy nos muestra esta querida institución, a quienes están en la actualidad y también recordando a todos aquellos a los que les tocó actuar en aquellas épocas tan duras y que hoy parecen tan lejanas, no solo en el tiempo sino en lo que hace a la situación institucional.

A los dirigentes y colaboradores que han sacrificado muchas horas de sus vidas robando tiempo a sus familias, poniendo el hombro y muchas veces el bolsillo, haciendo malabares para que Boca pudiese seguir adelante, y fundamentalmente por atreverse a soñar con un futuro mejor para nuestra institución, quienes hemos vivido las distintas etapas y sus particulares circunstancias podemos apreciar en toda su magnitud el fantástico cambio experimentado por este club.

A todos los deportistas que siempre supieron representar dignamente a la institución, aunque hoy quisiera referirme más específicamente a las experiencias vividas durante los varios años en que fui entrenador de las divisiones menores de futbol.

En aquellos años hubo que sobrellevar momentos muy difíciles pues debido a las carencias que entonces padecía la institución no podíamos brindarle a los chicos todo lo que ellos se merecían, sin embargo los chicos de Boca superaron todas las limitaciones luchando dignamente y así lograron varios títulos en distintas categorías, los títulos siempre vienen bien y tienen su valor, aunque siempre nuestro principal objetivo fue formar buenos deportistas, tener nuestro propio semillero y que los jugadores se sintiesen orgullosos de pertenecer a la institución. Los chicos nunca me defraudaron, ellos me contagiaron su entusiasmo y su fuerza para seguir adelante, además me enseñaron que también existe otra clase de campeones: los que aun en las condiciones más adversas luchan sin rendirse jamás. Siento orgullo y agradecimiento por permitirme ser su entrenador durante un tiempo que para mi será inolvidable, y más orgullo siento cuando veo que aquellos chicos se hicieron grandes en todo sentido y que muchos de ellos aun siguen ligados a la institución, como dirigentes o colaboradores, y allí es cuando podemos apreciar que todos los sacrificios han valido la pena y que compartir aquellas vivencias ha sido para todos mucho más trascendente y enriquecedor que todos los títulos obtenidos.

Agradezco el respeto y afecto que siempre me han brindado en la institución, me hubiese gustado estar presente en esta hermosa fiesta, pero es muy largo el viaje desde mi lugar actual y mi estado físico no me permite jugar este partido, desde Orduña, un lugar de España, les envío un muy grande y simbólico abrazo, mi eterno agradecimiento, a seguir siempre adelante, que nunca nos falten fuerzas, valor y el acompañamiento necesario para marchar tras nuestras utopías.

Con todo mi afecto, Norberto Dukuen.