16/11/2017CIUDAD

Como se pide. Por Israel A. Chira

Estimados suarenses:

Les escribo estas líneas para comunicarles que estoy en desacuerdo con el traslado de la Perrera Municipal a otro predio y que, por consiguiente, no suscribo el Comunicado Colitas Contentas que fue publicado el 2 de noviembre.

Como ustedes recordarán, accedí a prestar mi apoyo incondicional al proyecto Colitas Contentas, que resultó ganador en las elecciones del Presupuesto Participativo. Así organizamos una estrategia de campaña, la ejecutamos con entusiasmo y me convertí en uno de los portavoces del grupo ante los medios de comunicación. También ofrecí el discurso que defendía el proyecto ante el Intendente y el público que asistió al Cine Italia en el mes de julio.

Pues bien, como les manifesté a los compañeros de Colitas Contentas en reuniones pasadas, me opongo al traslado de la Perrera porque creo que es una estrategia del Intendente Palacio y de los funcionarios que lo asesoran para demorar la entrega de los fondos públicos que la mayoría de votantes quiso que se destinaran bajo la modalidad del flamante Presupuesto Participativo para la realización de la remodelación de dicho establecimiento.

El dinero todavía lo retiene el Intendente Palacio en la Municipalidad.

Esos fondos de los contribuyentes son para el proyecto que ayuda a los perros (aunque las autoridades municipales hayan dado reiteradas muestras de insensibilidad ante el sufrimiento de estos animales domésticos) y deben ser destinados cuanto antes para la remodelación de la Perrera. La plata se devalúa muy rápidamente y eso también le juega en contra al proyecto. Por otra parte, el monto total del presupuesto se ha calculado para una remodelación, no para la construcción de un albergue nuevo en otro terreno.

Creo que los compañeros de Colitas Contentas se equivocaron al aceptar la propuesta del traslado de la Perrera a otro predio y, al hacerlo, no respetaron la voluntad de los ciudadanos que votaron a favor de una remodelación. Comprendo que lo hicieron de buena fe, creyendo, con cierta ingenuidad, en las promesas del Intendente Palacio y el Secretario de Obras Públicas Francisco Franco. Estas personas los convencieron de que ahora deben esperar hasta marzo de 2018, porque hay que empezar una Perrera de cero. Por lo demás, les han puesto como condición que consigan hogares transitorios para la población canina de la Perrera (todavía en condiciones deplorables), hasta que se concrete la edificación de la nueva (encontrar más hogares transitorios es ilusorio: los rescatistas ya no se dan abasto en esta ciudad). Es casi seguro que para entonces Roberto Palacio y Francisco Franco ya habrán encontrado otro motivo para un nuevo aplazamiento.

En consecuencia, los perros en situación de calle pierden una vez más la oportunidad de estar en un albergue digno y bien administrado. Y pierden también los vecinos de Coronel Suárez, porque la remodelación de la Perrera es una de las más importantes políticas que la Municipalidad debe poner en práctica para resolver de manera eficaz y humana el problema de la superpoblación de perros sin hogar: castraciones masivas, gratuitas y obligatorias, campañas de concientización sobre adopción responsable en medios, implantación de un chip subcutáneo en cada mascota, y aplicación de multas a quienes incumplan con las dos ordenanzas que hay sobre la tenencia de perros en la ciudad.

Atentamente, Israel A. Chira - DNI Nº 95.345.758.